미안 해요-Kookmin

•8•

"Nunca hemos sido dos, ya que contando el miedo si éramos tres"

>>cinco años atrás<<

—shh-shh jisoo, jisoo, responde— susurro aquel rubio mientras movía a su amiga lentamente— dime algo jisoo— la chica yacía recostada en aquel horrible piso lleno de suciedad y mugre.

Era una chica pelinegra de cabellos largos, muy bonita y muy delgada. Lastima que los golpes que se marcaban en su cara la hacían ver demacrada y una cara deformada. Aunque así no la recordaba Jimin, cuando la chica recién había llegado a aquel lugar de postritucion se le podían ver las más hermosas facciones en la cara de la chica. Apenas recién había llegado hace un año y su cara había cambiado radicalmente y como no si aquel lugar era el mismísimo infierno. Todo ahí estaba podrido, todo. Jimin había llegado un año antes que la chica, y estaba completamente seguro que el también había cambiado mucho, de cara, de pensamiento, de todo. Aquel lugar era una tortura, era un prostíbulo de quinta pues ahí iban señores con un rango social normal, no eran de esos señores que eran millonarios o jefes de empresas no, eran señores con un trabajo y vidas miserables pero que podían gastar dinero en prostitut@s. Y lo peor de todo es que la mitad de ellos tenían ese absurdo fetiche de golpear mientras hacían el acto, de ver sufrir a las y los prostitut@s. Era lo peor pues te golpeaban donde se les daba en gana y aún así tenías que seguir trabajando. Por suerte cuando apenas Jimin había llegado hubo un chico que siempre lo ayudaba, ese chico llamado chanyeol siempre era el que recibía a los hombres con ese tipo de fetiches en vez de Jimin. El rubio estaba muy agradecido con chanyeol hasta que meses después el murió por cáncer de próstata. Cuando Jimin se entero causó un alboroto, llegó a matar a un guardia de aquel lugar y su castigo no se hizo esperar. Fue violado por tres guardias al mismo tiempo y eso fue por meses. No lo mataron pues Jimin era un chico muy demandado pero si tuvo severos castigos, poco tiempo llegó jisoo.

El y jisoo se hicieron muy buenos amigos pues su vida era casi la misma, se identificaban muy bien, de hecho tenían la misma edad de 16 años, eran como hermanos.

—jisoo, despierta — en ese momento la chica no se encontraba nada bien, por sus diminutas prendas se podían ver fácilmente algunos de los muchos moretones que tenía en el cuerpo, rojos, morados, verdes, azules. La chica estaba mal

—¿q-que p-asa? — habló la chica una vez desperto, quería levantarse pero fue inutil, su cuerpo estaba llegando al límite y ya no tenía fuerzas— Jimin ayudame a pararme y llevame a la cama, no puedo sola

—si si— el rubio la ayudó a levantarse y una vez, la cargo para ponerla en la dura cama— ¿que paso jisoo? ¿No jackson iba a tomar tu lugar?—la chica agarró las pocas fuerzas que tenía y empezó a llorar, no importa cuanto le doliera el cuerpo, le dolía más lo que había pasado

—jimin, Jimin. Fueron crueles, ellos fueron crueles con migo. Jackson iba a tomar mi lugar pero ellos no aceptaron, no quisieron así que jackson empezó a pelear con esos vejetes para que no me llevaran pero al final el guardia le disparó a jack. ¡No se si el esta bien! ¡No lo se!. Luego ellos me castigaron, me golpearon. Les pedí que pararan pero sólo me decían que le callara. Luego me ahoracaron, ¡querían matarme!— la chica lloraba y lloraba mientras era abrazada por Jimin

—por eso te digo jisoo, vámonos, escapemonos, hay que reunirnos jackson, Rose, tu y yo y hay que irnos, lo hemos planeado por un mes y ya sabemos como irnos

—no Jimin, aún es pronto ¡¿y si nos atrapan!? Ya viste lo que les ha pasado a los que se escapan, los traen de vuelta y los matan frente a nosotros, Jimin hay que pensarlo bien

—¡¿y que quieres?! ¿Que estemos aquí hasta que miramos o hasta que nos maten esos imbéciles? Hay que escapar, de alguna u otra forma vamos a morir y al menos yo quiero morir intentarlo, no morir por manos de esos idiotas o por una enfermedad, hazme caso

—no Jimin, sólo espera

—es que jisoo, ya no hay tiempo, tu lo que tienes es miedo, yo también tengo miedo pero al menos hay que intentarlo, por favor...

—pero jim-

—¡¿de que tanto hablan?!