Capítulo 45

1K 127 57
                                    

En lo hondo onírico

En aquel sueño encantado, el misterioso recién llegado estaba usando todo tipo de torturas físicas y psicológicas para hacer emerger la locura en el adeptus. No obstante, su verdugo directo era siempre una sádica representación de Aria.

-Daniel: cuando te rindas, permitiré que despiertes –garantizó, sonriente, mientras observaba cómo la femenina sombra disfrutaba de cada latigazo ejercido.

El Cazador de Demonios era ahora apresado de pies y manos por mágicas cuerdas. Su cuerpo se removía con cada golpe.

-Xiao: no vas a conseguir... que la odie –musitó, lleno de sudor. Sus brazos, además, sufrían de fuertes espasmos.

-Daniel: acabarás asociando el dolor con ella por puro automatismo, sin que puedas hacer nada para evitarlo –declaró, seguro de sí mismo-. Es una respuesta natural de nuestro cerebro ante una constante y evidente amenaza. De hecho... ya te está naciendo una mirada de odio cada vez que recibes su azote.

No podía negarlo. De hecho, le dolía aceptarlo, más que aquellos latigazos. Poco a poco, veía cómo su cordura se ennegrecía debido al hondo sufrimiento y, sobre todo, a las hirientes palabras que tuvo que revivir desde el comienzo de la pesadilla. Por ello, intentó detener sus pensamientos sobre aquello, y se dispuso a intentar sacarle información:

-Xiao: hoy... no pareces tan contento –pronunció con dificultad pero con gran satisfacción, mientras su espalda era víctima de un doloroso y penetrante escozor-. Aria ya debe...

Enmudeció al recibir un latigazo aún más intenso.

-Daniel: me he tenido que topar con un usurpador, ¿sabes? –suspiró, un tanto molesto. No creía a su presa ningún peligro, así que podía desahogarse un poco con él-. No entiendo cómo osa decir que es su hermano tras ver las imágenes que he visto en tu ánima. Yo... no querría tirarme a mi hermanita –bromeó, de nuevo soberbio-. Eve debe estar muy confundida.

El adeptus sabía bien de quién estaba hablando. "Eve...", repitió en su fuero interno, comenzando a atar cabos. No sabía cuánto tiempo llevaba dormido, pues el tiempo transcurrido allí era imposible de calcular. A Xiao le pareció una eternidad. No obstante, pese a todo el dolor que estaba padeciendo, aún le quedaba ánimo suficiente para intentar comprender quién era aquel hombre o, más bien, de dónde provenía.

-Xiao: ¿me vas a decir de una vez quién eres? –rugió, removiendo sus tensas muñecas entre las cuerdas.

-Daniel: supongo que tu verdadero cuñado –le pareció motivo de risa, así que se dio su tiempo para disfrutar de varias carcajadas.

"El parecido físico era evidente", pensó el adeptus, dirigiendo todos sus esfuerzos en mantener erguida su ya cansada cabeza.

-Daniel: veo que incluso puedes hablar de esta forma –se lamentó, tomando asiento encima de la recepción de la "Posada"-. Volveré a usar la otra estrategia.

Realizó un chasquido con sus dedos y, detrás de él, de nuevo una representación de Albedo surgió. Y, por supuesto, se dirigió al verdugo que, al contemplarlo, detuvo sus latigazos para poder recibirlo con los brazos abiertos.

-Aria: ¡Al! –exclamó la sombra, ilusionada.

Ambos se abrazaron, pero no tardaron en pasar a más íntimos términos.

Xiao apartó la mirada. Y, tras teletransportarse a su lado, Daniel agarró su mentón y giró su cabeza hacia ellos para que no se perdiera detalle.

-Daniel: sí, esto parece mucho más efectivo.

***

Aria

12 de Febrero – 21:11 PM

Liyue – Posada Wangshu - Piso de Xiao

Hablamos un rato con el modelo en cuestión. Fue una charla extraña, pero no se podría decir que se hubiera perdido, en ningún momento, la diplomacia. Él mantuvo constantemente una sonrisa, especialmente cuando me miraba a mí, lo cual me dio algún que otro escalofrío sin motivo aparente.

No había visto nada malo en él y, sin embargo, necesitaba mantenerme lo más lejos posible de donde fuera que estuviera. Aún así, si había una mínima posibilidad de que estuviese detrás de lo ocurrido con Xiao, debía mantener la mente fría y seguir vigilándolo lo más cerca posible. Incluso planeaba volver a tener otras tantas conversaciones.

-Albedo: he conseguido persuadir a la huésped de la habitación de al lado para poder alquilarla yo y así poder quedarme por un tiempo aquí lo más cerca posible, hasta que todo se solucione –informó, nada más entrar.

-Aria: no era necesario, Al –ya sabía cómo defenderme.

Desde que regresé a nuestra propia habitación, no pude apartarme del lado de Xiao. Me senté junto a su dormido cuerpo, cuyo rostro necesité acariciar de vez en cuando. Aquella imagen, por supuesto, no le agradó mucho a mi hermano, pero ahora había asuntos más importantes que tratar.

-Albedo: sí que lo es –fue serio al respecto-, especialmente si hay alguien que puede apresar almas en la Posada. Ante cualquier señal, grita y...

-Aria: ¡Al! –me quejé ante su sobreprotección. Bastante me había costado convencerlo de que no me llevara con él a Mondstadt.

Aunque me sorprendía que no hubiera querido quedarse, directamente, en nuestra habitación.

Salí de la cama y agarré por los hombros a mi hermano. Lo giré y lo dirigí de nuevo hacia la puerta.

-Aria: ve a descansar de una vez –pedí, inquieta-. Todavía me preocupan las náuseas que has tenido hoy.

Sin mirarme, preguntó:

-Albedo: tú... ¿vas a poder dormir?

Se dio un extraño ambiente.

-Aria: tengo que hacerlo si quiero mañana estar bien alerta a cualquier pista –sonreí, procurando tranquilizarlo.

En realidad, no tenía tan claro que fuera a ser capaz.

-Albedo: sea la hora que sea, si necesitas cualquier cosa... ya sabes dónde estaré –quedó cabizbajo.

Lo abracé por la espalda.

-Aria: gracias, Al –me sinceré. Tener un hermano que siempre estaba dispuesto a enfrentar conmigo cualquier problema era toda una fortuna.

Y, entonces, sentí que recuperaba parte de mis fuerzas al haber entrado en contacto al fin con su reconfortante cuerpo. Su aroma incluso calmó mis constantes preocupaciones.

Él separó mis brazos de su cintura delicadamente, pero, antes de marchar, despeinó mi cabello con unas rápidas caricias. 

El Pecado del Alquimista 3 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora