No tuve tiempo de responder ya que él me llevaba suavemente en dirección a su oficina. Sentí la desgarradora mirada de Yanis posarse sobre mí.
Al entrar, mis mejillas ardieron y puedo asegurar que me había sonrojado. Su sola presencia y su cercanía despertaban una extraña sensación en mí, algo antes jamás experimentado.
—Disculpa al degenerado de Víctor —dijo él con cierta jocosidad mientras aflojaba un poco su corbata.
—No se preocupe, me ha parecido simpático —traté de ocultar todo lo que sentí al verlo poco formal con su corbata floja y sin su saco el cual se acaba de quitar.
—Uhm... ¿Y eso qué tan bueno es?
—¿A qué se refiere?
—Digo, pensé que tal vez él... te había impresionado. Es decir, bueno no importa. Olvídalo.
—¿Quiere decir que...? —Creí adivinar lo que había en su pensamiento—
—Bueno tú eres una mujer libre, tienes todo el derecho. Y tú siendo como eres, y además siendo tan bella... —su mirada ansiosa se posó sobre mis labios y luego volvió a mis pálidos ojos marrones— Me pregunto qué hombre no se volvería loco por ti.
Su cuerpo estaba tan cerca del mío. Se había colocado por detrás de su escritorio y se había extendido poco a poco mientras articulaba su última frase. Como si deseara fundir nuestros labios en un beso.
—Bueno no me malinterpretes —recuperó la compostura— quiero decir que eres una mujer increíble. Has estado fenomenal en tu discurso, y hoy luces más bella que nunca. Todo ha sido mejor desde que tú estás.
Sus palabras me dejaron atónita.
—¿Sabes? —continuó— yo no sé cómo fue tu relación con tu ex, pero no dejo de pensar qué hubiera ocurrido si yo no hubiese estado aquí aquella noche.
—Me hubiera abusado, como lo hizo la noche anterior.
—¿Qué? —su mirada se transformó—
—Lo que él dijo es cierto, yo... No quise estar con él. Mi relación durante mucho tiempo fue normal. Yo perdí a mis padres. Mi madre murió en un terrible accidente en el que yo también casi pierdo la vida, —Mientras conversaba veía en sus ojos la tristeza que yo misma estaba sintiendo.
—Me quedé sola. Mi madre era todo lo que tenía. Y él me rescató, me brindó asistencia médica y me ayudó a salir adelante. Yo... Me da pena decirlo, nunca me pude enamorar de él. Pero en cambio sentía un gran agradecimiento y por eso nunca lo pude dejar. Aunque con el tiempo su actitud conmigo cambió... Y lo puedo entender, él sabe que yo no lo amo.
—Me dejas impresionado, Clarissa.
—Aquella noche él estaba borracho, llegó mientras yo me bañaba y quiso que estuviera con él, ya sabe. —Tragó seco—
—Yo me negué y él... Me tomó por la fuerza.
Sus manos se transformaron en dos puños los cuales apretaba con fuerza. Sabía que yo quería continuar así que sólo se limitó a escucharme.
—Me golpeó y me abusó salvajemente hasta dejarme en el hospital.
—¡Por Dios! Clarissa... Cómo fue capaz de... Debí matarlo.
—No diga eso, usted no merece ir a la cárcel. Usted es un hombre tan bueno y ejemplar, tan íntegro... Él tampoco merece que usted se ensucie las manos con él.
—No sé cómo pudiste soportar tanto daño. —Sus cálidas manos acariciaban mi rostro—
—Permiso. —Sentí la puerta abrirse y pude ver que Yanis había entrado provocando que me sobresaltara y me separara considerablemente de él—