Lo observó deslizarse cual serpiente entre el césped, disfrutando de la sensación de sus pies descalzos abriéndose paso entre su espesura. En los cielos despejados se escondieron las intenciones del hechicero, y por más que Jung Kook quiso entender la naturaleza en el enojo del brujo, o la razón por la cual caminaba como un león enjaulado... No comprendió nada.
Jeon estaba frustrado. Había luchado y había perdido. No podían culparlo, si había sido así de caprichoso, fue por el miedo a esa soledad que ahora le clavaba los dientes en las entrañas. Pero ahora las palabras del hechicero se tatuaban en su mente como peligrosas amenazas.
“Voy a destrozarte” le había dicho él.
Se sintió humillado al no haber podido hacerle frente, de reprocharle y gritarle en la cara todas las injurias que practicó en su soledad; tenía los cabellos pegados a la frente, sudaba, quizá era la rabia contenida la que lo hacía hervir desde dentro. Era como si un hechizo lo estuviera esclavizando y eso solo lo enfurecía más y más. Mientras más miraba al brujo, más deplorable era la naturaleza de sus pensamientos.
De pronto entendió todo.
Tenía tanto sentido. El maldito nigromante le había hechizado desde mucho antes de su llegada. Quizá era esa la razón por la que no podía despegar la mirada de su esbelta figura contoneándose entre el pasto y los rosales marchitos a su alrededor, no podía haber otra explicación. Llevaba a la muerte consigo, y Jung Kook se sentía intimidado con su presencia... Pero entre ese temor, se escondía algo más que apenas alcanzaba a entender.
Se había tragado su rabia un par de veces. El brujo no hizo más que darse la vuelta y dejarlo allí, en medio de la nada, incapaz de moverse, incapaz de sentir algo que no fuera autodesprecio o impotencia. De pronto, el entumecimiento cesó y, como si no hubiera creído en las palabras del brujo, palpó con mucha suavidad el bolsillo en su pantalón, en donde sabía, había escondido el cuchillo. Pero no había nada. Al menos en eso no le había mentido.
El campo era la muerte, observó al brujo levantar un cuerpo con total parsimonia y llevarlo dentro de la cabaña. Ahora el muy malnacido lo estaba ignorando. Un ser despreciable, ¿cómo podía existir por el mundo haciendo maldad sin inmutarse? La espesura de aquellos árboles torcidos le hicieron sentir atrapado. Cuando miró hacia atrás, esperando divisar el espejo por donde había llegado, ya no estaba; Un pequeño destello provino del lago, entonces el brillo robó por completo su atención... Intentó acercarse con mucha lentitud, y sin esperarlo realmente, avanzó sin llamar realmente la atención; Entonces pudo moverse con cautela hacia el agua, cuyos bordes cristalinos refulgían gracias a los tenues rayos de sol que se posaban sobre su cuerpo, miró por el rabillo del ojo, el brujo estaba dentro de la cabaña, no le estaba mirando. Mientras tanto, en el extenso lago, la pulcritud de aquel azul parecía hipnotizarlo.
Unas repentinas ganas de tocar el borde se instauraron bajo sus costillas, no sabía por qué, pero sintió que necesitaba tocarla, como si con ello las peripecias que él mismo se había causado, fueran a desaparecer en un santiamén, por eso, con el corazón latiendo frenéticamente, aproximó sus dedos. Sus manos se vieron humedecidas al instante. El agua era fría, debió entonces sentir que algo estaba mal, como si esa sensación de parcialidad desapareciera. Era como si el lago mantuviera la mitad que creía perdida desde que Ji Min falleció junto a su amado. Suspiró, pensando de nuevo en el pasado.
ESTÁS LEYENDO
RAVENS LAKE
FanficJeon Jung Kook ha perdido su alma a cambio de salvar la de su propio hermano. La ira con la que existe en el mundo no puede compararse a la de ninguna otra existente, desde que ese sacrificio resultó un engaño. Ahora, furioso y encolerizado, está de...