-Con debido respeto, su alteza. Vuestra flota no os otorgar gran ventaja sobre el enemigo. –Explicó Barbandel con aplomo, limpiando su ensangrentada daga. Tarquin, por su parte seguía desatento debido a los cadáveres cubiertos en el apiñamiento, el príncipe ordenó que se les cubrieran con mantas y más tarde, se aseguraría de que fuesen enterrados con un digno sepelio. Detestaba cuando los hombres mostraban tan poco aprecio por la vida de inocentes, Whitebold siempre decía que esa era la disimilitud entre ser un hombre y ser una bestia. –Sin mencionar que Vance Drácula obtuvo el título del Señor de la Guerra por mérito propio, debéis considerar muy bien cómo atacar, cuándo y qué. –Añadió Barbandel captando la atención de Tarquin.
-¿Disculpadme? –Inquirió el príncipe inclinándose sobre la mesa.
-Es el título que llevan los reyes de la nación central, aparte de su corona, se les otorga el nombramiento de Señores de la Guerra. –Aclaró Barbandel intuyendo la inquietud del príncipe.
-Eso lo sé. –Enunció Tarquin volteando los ojos. –Pero decís que ha sido por mérito propio, creí que era heredado por su padre y el padre de su padre... Como mi título de Rey Sol.
-Lo es, su alteza. –Dijo Barbandel. –Pero Vance es un segundo hijo que tomó el trono del primogénito, no tiene derecho a ningún título como Señor de la Guerra.
-¿Mató a su propio hermano por el trono? –Preguntó Sir Nevan, intrigado.
-Lo hizo. –Aclaró Barbandel. –Le venció en la guerra civil de Tierra Sangrante, después que algunos repudiaran a su rey hermano por matar a su propio padre...
-Por los dioses... –Murmuró Sir Nevan con escalofríos.
-Vance tomó la pertinencia y acabó con su hermano en la Batalla de Luna llena. –Continuó el consejero guardando su limpia daga. –Ya en el trono, atacó a los norteños en el monte gélido, obteniendo la retirada de los barbaros a tierras blancas, y por último está el Este... –Barbandel se pausó mirando a Tarquin con prudencia. –Ganó la batalla de Campo alba, Colinas Goller y por ultimo vuestro propio asentamiento, su alteza. –Añadió aquello ultimo con suspicacia. El interior de Tarquin se sintió hirviente pero también triste. –Terminando así con la contienda que llevaba siglos entre los tres reinos.
-Conocéis muy bien a Drácula, cualquiera diría que le admiráis. –Soltó Tarquin irguiéndose un poco.
-Le admiramos. –Confesó el hombre, honesto. –El rey Drácula ha ganado cada batalla en la que estado, un conocido estratega y famoso luchador –Dijo Barbandel. –Pero, es su alteza quién nos está pagando, y ¿Cuál es nuestro lema?
-El enemigo de quién no da el oro, es también nuestro enemigo. –Añadió el de la izquierda. Sus dos colegas estaban muy cerca de Barbandel, uno de ellos no hablaba y el otro hablaba muy poco. El más joven era el que se había pronunciado, de cabello negro y ojos grises, con apariencia juguetona y despiadada. También era el más alto de los tres, y su arco sobresalía por su hombro derecho.
En el otro extremo estaba quien más intimidaba, tenía una calva limpia, ojos grandes y negros, con una nariz puntiaguda, y seguramente dentro de su boca no resguardaba lengua alguna.
-Y si nuestro enemigo es un experto en el arte de la guerra. –Pronunció Sir Balban con voz alta. -¿Cómo proponéis vencerle?
-Buena preguntar, mi señor. –Admiró Barbandel sacando un pergamino de su cuadril. Al acercarse a Tarquin dos caballeros se interpusieron frente a él. El príncipe pensó en pedirles que se apartaran y dejaran al hombre llegar a él, pero pronto pensó "Este no es un hombre, es una bestia. Y jamás debéis confiar en bestias" Esperó hasta que uno de sus hombres le acercara el papel.
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Ocaso del Imperio Sangrante
VampireConoce el linaje de Drácula. Un próspero reino gobernado por la Sangre Real Drácula se enfrentara una vez más a un siniestro misterio del pasado. Despertando el deseo de venganza de los caídos durante las incalculables batallas a través del basto c...