Capítulo 13: Historias del pasado parte 1

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"Construyamos una historia juntos, una historia donde nuestro dolor quede atrás y la vida me permita amarte cada día de mi vida... No mueras, vive junto a mi"

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Reconstrucción e inicio

Lágrimas de desesperación abandonaban los orbes rubíes de Katsuki, estaba tirado en el piso, su cuerpo no reaccionaba y aunque su lobo seguía agitado en su interior, no lograba más que arrastrarse.

¿Qué podía hacer?, no sabía que podía hacer, y como respuesta a la impotencia que sentía, lágrimas de furia salían de sus ojos, furia consigo mismo por ser débil y no poder llevar a Deku al hospital.

El cansancio comenzó a invadirlo, y la imagen distante del peliverde con la tela ensangrentada le helaba la sangre, no quería desmayarse, no quería cerrar los ojos y al momento de abrirlos ya no encontrarse con esos orbes esmeraldas mirándolo, pero aun así, parecía que su cuerpo no tenía planeado dejarlo consciente.

Cada segundo que pasaba hacía que sus parpados pesaran más, y cuando ya había perdido las esperanzas, vio una borrosa mancha amarilla que pareció sonreírle y tomar el cuerpo de Izuku en sus manos.

—No te preocupes, yo los ayudare—Después de eso la inconsciencia lo golpeó y lo último que pudo sentir, fue como algo lo envolvía y levantaba del suelo.

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No supo cuánto tiempo estuvo inconsciente, no supo qué fue lo que paso con Deku, no supo en qué momento llego al hospital, pero ya estaba allí, acostado en una camilla con una intravenosa puesta en su brazo derecho, aun sentía su cuerpo pesado, pero eso no le importaba ahora mismo, tan solo quería salir de allí y ver si la vida se había apiadado de él y no le había arrebatado lo único que le daba sentido a su existencia.

Como pudo se levantó de la camilla y extrajo la aguja de su brazo, caminó lentamente y salió de la habitación donde una enfermera lo vio y alarmada insistió en que regresara, cosa que él cenizo no pensaba hacer.

—Deku... ¿Dónde está Deku?... — su voz escapó frágil y susurrante, su garganta ardía, pero pareció que la enfermera logró entenderle y la sonrisa que recibió por parte de ella, fue como el tranquilizante que tanto necesitaba para calmar su dolor.

—Creo que te refieres al omega de pelo verde que llego contigo, él está bien, lo hemos logrado sacar de peligro, aunque aún no se encuentra consciente— Fue con esas palabras que el cenizo pudo sentir como se liberaba de un gran peso, agradeció internamente al destino por no habérselo quitado.

—Quiero verlo... —La necesidad de estar con el peliverde era inmensa, sentía como su lobo volvía a inquietarse dentro suyo y como sus colmillos comenzaban a salir como muestra de que estaba dispuesto incluso a luchar por estar al lado de su omega.

—Lo lamento, pero no estás en las condiciones, necesitas descansar un poco más— La negativa que obtuvo lo hizo enfurecer, sintió como la sangre volvía hervir dentro suyo y fuerzas inexplicables se apoderaban de su cuerpo, la enfermera se aterró ante la situación y debería de estarlo, pues unas ganas irreconocibles de destruir todo lo que se interpusiera entre él y su omega se apoderaron de todo su ser, sin embargo, fue una voz conocida la que robo su atención.

—Cálmate un poco, si sigues liberando tus instintos de esa forma no permitiré que veas al omega— La impresión se apodero del cuerpo de Katsuki, pues esa voz era la misma que recordaba vagamente haber oído antes de caer desmayado, giro su rostro y se encontró con dos personas, uno era algo parecido a un pulpo de color amarillo y el otro era un hombre esquelético que por alguna razón se le hacía conocido.

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