La mañana siguió su curso, Natalia se presentó con el nuevo grupo de ingreso, el primer semestre parecía encantador y hasta halagador pues los alumnos estaban sorprendidos de lo joven y hermosa que era su maestra de Matemáticas. Su carisma y encanto lograban que los chicos pusieran atención e incluso participaran en clase siendo el primer día que ella estaba frente a un grupo bastante numeroso.
— Bueno…por hoy no les dejaré tarea…solo estudien bien el capitulo uno de su libro
— ¡si, maestra! – contestaron todos al unísono
— Bueno…los veo dentro de dos días ^^
Los alumnos salieron del aula recibiendo halagos y sonrisas de chiquillos que apenas cumplirían los 19 años, pero ella simplemente les sonreía. Se concentraba en cada papel que guardaba en su portafolio. Recordaba lo feliz que estaría su madre si la viera en su primer día de clases, lo orgulloso que estaría su padre al demostrarse a ella misma que sí podía, que no podía fallar en nada. Recordaba el rico frío de Canadá, los árboles…no quería añorar eso, pues ella era muy de casa, muy hogareña, casi no salía a fiestas y mucho menos tenía amigos. Solía ser amable por respeto pero en sí no le gustaba formar amistades por aquello de que la lastimaran burlándose por ser como es.
Caminó por los pasillos dirigiéndose exclusivamente a la sala de maestros, sería su recorrido de ahora en adelante pues mucho no le interesaba desviarse, aunque era muy curiosa, después averiguaría varias cosas de esta escuela.
Al ir caminando escuchaba murmullos en las paredes “¿Ya viste a la nueva maestra?” “Encima tan joven, seguro le ayudaron a meterse a trabajar aquí…seguro no sabe mucho” Natalia solo se limitaba a esconderse entre sus hombros, necesitaba ser un poco más segura en su andar y no demostrarle a nadie que ella era capaz de mucho…y más.
— ¿Cómo le ha ido en el día?
Su voz la sacó del trance, asustándola un poco y ocasionando que brincara y que él riera un poco a sus adentros, pensaba que era una chica bastante interesante…pero ella lo notaba un poco intimidante.
— Bastante bien…supongo
— ¿Supone?
— Si…bueno…los chicos la llevaron muy bien en clase – sonrió dejando sus cosas sobre un sofá — y… ¿Cómo ha sido el suyo, maestro Sullivan?
— Bastante bien…supongo
Ella lo miró <<Muy bien ¿Ahora copea mis frases? ¿Quién se cree que es?>> tomó de su pequeña loncherita una de las manzanas que cargaba para tranquilizar el hambre que comenzaba a surgir apenas siendo medio día. Masticaba despacio y él la miraba como tratando de que ella hablara un poco más, pero de la boca de Natalia no salió nada para la “buena” fortuna de James.
Él la miraba achicando sus ojos, esperando intimidarla un poquito más, pero lo que él sentía por Natalia era algo de ternura, era la maestra nueva y pues ahora tendría que soportar bromas y de más que se hagan en la escuela, los cuchicheos de las maestras más grandes y con más antigüedad en la institución…y por supuesto, no podía faltar, el impulso de James por verla sufrir…al menos un poquito.
— Si necesitas ayuda con tus clases…sabes que puedes pedir ayuda
— Eso lo tengo muy claro, James