Ambos estaban perdidos entonces. El tiempo se detuvo ante sus ojos y sus manos ya atraían su delgado cuerpo al de él, haciendo que esto fuera un poco más real.
El calor de su boca abrazó despacio sus tambaleantes labios que estaban indecisos ante las circunstancias, se sentía tan bien entonces que se quedó quieta a expensas de lo que pasara a continuación. Las fuertes manos de James la sostuvieron firmemente contra la pared más cercana…la cocina quedaba justo a un costado y el aroma de los waffles endulzaba el momento poco a poco. Por fin se hacía verdad, por fin él podía ponerse a bailar no importando que hiciera el ridículo, que ella lo viera y comenzara a reír por tan idiota que se veía, no le interesaba la verdad, lo que ahora sentía se hacía realidad en acción y pareciera que a ella le gustaba también.
El sabor a miel de sus labios chocaba con los de James, haciendo que dejara de ser superficial, el movimiento de sus labios estaba por ser acompañado de su lengua…cuando el celular vibró.
— No…no contestes – gimió él sobre su boca
— Tengo que contestar – Natalia se separó…aunque no quería
— ¿Por qué?
Se separó por completo y tomó el celular de su bolso, James bufó al lamerse los labios y saborear el delicioso sabor de Natalia en su boca. Se mordió el labio inferior mirándola contestar, ella no lo miraba, sabía que sus mejillas estaban tan rojas que quería ocultar aquello.
— ¿Diga? – pronunció agitada
— ¿Estás ocupada?
— No…no, am… ¿Qué pasa?
— Pasaré por ti un poco antes, me gustaría llevarte a cenar
— Oh…bueno…está bien, te espero entonces
— Hasta entonces, bonita – colgó
— ¿Ya te habló el príncipe? – James se tiró en el sofá al seguir bebiendo de esa tasa con café
— James…
— ¿Qué? – la miró sorprendido — solo digo que habló en un mal momento
— Bueno…no lo sé – se sonrojó
— Supongo que ya me voy entonces…no quiero retrasar tu cita
— ¿Estás molesto?
James se acercó despacio entonces, dejó la tasa vacía sobre aquella mesa de madera, tomó el mentón de Natalia y la besó de nuevo. Sintiendo el cosquilleo por todo su cuerpo, tratando de no arrepentirse por su cita de esta noche, James podía llegar a ser demasiado complaciente en estos momentos y la cama llamaba a gritos se escuchada y volteada a ver por ambos, pero Natalia seguía firme, quería saber las intenciones de Gerard…antes de darle una respuesta concreta a Sullivan. Se separó entonces y la miró fijamente, ambas miradas hicieron corto circuito.
— No – sonrió al guiñarle el ojo — te veo el Lunes entonces, Gilmour
— De acuerdo…gracias por venir a desayunar
— Gracias a ti…por invitarme – tomó las llaves de su auto
James miró de nuevo a Natalia, le sonrió y ella se derritió sobre sus pies, tomó la puerta y salió enseguida. Se sentía victorioso, pero aún no cantaría vería qué tal le iba hoy en la noche en el teatro con ese trato que hizo…Richard lo respaldaba y esperaban ambos que no fueran descubiertos.