Su reflejo denotaba una felicidad, no simplemente por el trabajo bien ejercido en la materia que le tocaba, si no porque comenzaba a sentir los frutos de su trabajo tanto profesional como estético. Siempre fue algo cohibida y eso no le permitía hacer amistades, pero ahora parece que eso estaba por cambiar.
Pantalones a las caderas de color vino entubado y formal, blusa beige con algunos pliegues en el cuello y manga larga, sacó a juego con el pantalón y tacones claros. Hizo en su largo cabello castaño una coleta que la hacía ver aún más profesional, labios carmesí y ojos naturales, perfume fresco y un trago largo a su tasa con leche tibia.
Aún llovía así que tomó de nuevo su paraguas y un saco más grande para proteger tan bonito atuendo, la bolsa colgaba a su lado y con su otra mano sostenía el almuerzo de ese día. No es que sea desconfiada de la comida que daban en la cafetería de la escuela, simplemente ya estaba acostumbrada a cargar sus alimentos…que ella misma preparaba, por aquello de la indigestión.
Ese par de ojos no dejaban de verla apenas puso un pie en la gigantesca entrada de la escuela, ese par de ojos azules que la seguían a donde quiera que iba no la dejaban en paz. <<Que bonita se ve hoy>>
— ¡¡Hola, James!!
El saludo lo hizo caer en la cuenta de que estaba babeando mentalmente por milésimas de segundos y que Richard rió al ver su reacción, pero lo lamentó cuando los puños de James quedaron tatuados en su brazo a pesar de tener el enorme saco encima.
— ¿Qué te pasa?
— Me asustaste, idiota
— ¿Qué mirabas?
— Nada que te importe
— Te gusta la nueva ¿no es así?
— ¿quieres callarte? Ya vamos tarde
— Si claro…faltan 15 minutos
— Como sea…ya deja de hablar
— Se le ve bien ese color – dijo Richard jodiéndolo más
— ¿de qué hablas?
— Eres divertido cuando te pones idiota
James se quedó en su mundo de nuevo. ¿Cuándo fue la última vez que sintió cosquillas en el estómago al ver a una chica? No sabía…no se sabía mucho de su vida amorosa, pero si sabía…que esa Gilmour le estaba moviendo el tapete y odiaba eso…lo odiaba mucho, porque la chica no podía superarlo, ella no podía ser más que él y venir a pisotear su cerebro con esas hermosas curvas, ese escote tras la blusa con cuello alto <<Maldita seas, Natalia Gilmour>>
— Muy buenos días, compañeros
Su sonrisa dejó perplejos a ambos, como si fuese diferente al día anterior. Natalia dejó su saco colgando en un perchero y acomodando sus cosas sobre el casillero que le correspondía. Guardó algunas cosas y miró que tanto Richard como James la miraban sin parpadear.
— ¿pasa algo? – se quedó pensativa un momento
— No…nada – Richard habló primero — que tengas un buen día, compañera