Capitulo 12

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Hacía mucho que no salía a correr. Sus piernas flotaban por el aire, sintiendo a veces la pesadez en sus pantorrillas, el ardor en sus pulmones y se detenía un poco para calmar ese dolor tan desesperante. Recargó sus manos en las rodillas dejando que el aire colapsara en su nariz y recorriera su cansada garganta, llegando hasta sus inflamados pulmones y poder sentir ese ardor de nuevo.

Por suerte llevaba una pequeña botella de agua, abrió la tapa y bebió despacio sintiendo la frescura de la misma recorrer su adolorida garganta. Había pensado que fue suficiente por ese día, necesitaba regresar a casa, ducharse, preparar la comida y revisar algunos exámenes.

El parque quedaba a solo 10 minutos caminando de su casa, por lo que no se molestaba mucho en llegar allá a pie. El barrio donde ella vivía era tan lleno de árboles, césped, casas bonitas y coloridas, las calles eran amplias y no se veía tan mal el edificio de departamentos al lado de casas realmente perfectas. Ella no se sentía fuera de lugar y menos ahora, casi llegando primavera donde los árboles comenzaban a florecer…donde ella comenzaba a sentirse libre y cansada por correr todas las mañanas. No entendía cómo es que su condición fuese tan deplorable si corría diario, aún no lo entendía.

Habían pasado meses desde ese incidente en su casa. James controlaba sus impulsos a querer dar ese paso, pero ambos lo estaban intentando. Se dieron esa oportunidad que tanto habían buscado, aunque ella estaba renuente a esa idea, por fin se dio cuenta de que en verdad necesitaba la compañía de un hombre…uno como él.

Pronto llegó a casa, dejó las llaves sobre la mesita y caminó al baño sin detenerse. Directamente abrió el grifo para dejar que la tina se llenara, no le gustaba desperdiciar mucha agua, por lo que solo se daba un buen baño de espuma una vez cada quince días.

Metió su cuerpo, dedicándose unos minutos largos a sentir el agua llenar cada poro de su piel, sintió esa vitalidad de nuevo con los aromas del agua, la espuma burbujear en la superficie, sonrió para sí misma relajándose con la música de fondo. Jamás se había sentido tan bien como en ese preciso momento. Aunque algo le hacía falta.

Sus manos hicieron conexión con su piel, se sintió fuerte y realmente sensual, los dedos acariciaban las curvas que se marcaban bien por su cuerpo, mantuvo los ojos cerrados y por un momento sentía como sus manos le daban un placer realmente perfecto. Sonrió mordiendo su labio inferior, imaginaba cada detalle de su piel tras el roce de sus manos, el agua era tibia y seguía burbujeante, acarició su vientre plano y perfecto, seguía mordiendo su labio inferior y bajó más allá…cerca de su vientre bajo. La necesidad en su cuerpo era que sus dedos hicieran aquella acción, quería conocerse de nuevo…quería abrir esa puerta que cerró hace mucho tiempo. Quería darse la oportunidad de volver a sentir, de volver a realzar su belleza interior…su feminidad. Sus dedos lo hicieron, manejaron su cuerpo en ese momento para darse paso a ese placer que tanto estaba buscando. El ambiente era perfecto: estaba sola, en la tina, con música…y con sus ojos azules presentes en su cabeza. Por un momento sonrió al imaginarse la mirada de Sullivan, sus manos acariciar su mejilla y sonreírle como un niño travieso, su aroma…la forma en la que se vestía, ya no lo soportaba más. Sentía el éxtasis cerca, sentía que en cualquier momento el agua de la tina entraría en ebullición, comenzó a gemir más alto…a jadear más seguido, apretando la orilla de la tina con su mano libre, cerró sus piernas apretando su otra mano entre los muslos…y entonces…terminó. Lo hizo con un largo y sonoro gemido, que la hizo entrar en razón, sonrió despacio por lo que acababa de hacer… *Maldito Sullivan…debería llamarlo*

En seguida estiró la mano tomando el celular en su mano…discó su número y sonrió al esperar.

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