Capítulo 6. Y el amor ronda desde entonces por mi habitación.

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PHUPHA

Phupha se sentía un poco avergonzado al ver a sus amigos haciendo el ridículo mientras intentaban cantar, nada bien por cierto, una pegajosa canción de moda que los hacía reír cada dos nuevos compases. La fiesta de bienvenida de Tian había llegado a su inevitable final horas atrás pero era evidente que para los oficiales de su base, aquel dicho de "festejaremos hasta que amanezca" había sido verdad.

El Mayor se rio con algo de cansancio pero en realidad no estaba molesto. Aquella escena habría resultado un mal chiste pero lo que hacía que los labios de Phupha sonrieran como si hubiera mañana, era el hecho de que Tian estaba cantando también en medio del doctor Nam y de Yod quienes lucían un poco ebrios. Para ser sinceros, la voz de Tian no era desagradable para nada y aunque no podía alcanzar las notas altas de la canción, ver a Tian cantando una canción de amor pegajosa y cursi era algo digno de no olvidarse jamás.

Sí, claro, Phupha sabía que estaba siendo totalmente parcial porque Tian le parecía adorable incluso cuando no estaba haciendo otra cosa más que respirar al lado suyo pero verlo ahí, feliz y cerca de él era un milagro demasiado grande al que no acababa por acostumbrarse.

Phupha siempre había sido más bien un hombre solitario que no sabía que podría llegar a necesitar tanto de la presencia de alguien en su vida. Incluso con sus amigos más cercanos, el doctor Nam, por ejemplo, el Mayor solía ser más bien reservado y se cuidaba mucho de no cruzar nunca esa pequeña línea invisible que él creía, lo acercaría de más a otra persona. Él sabía que Nam odiaba que él no se apoyara en nadie y que fuera por la vida soportando el dolor de sus heridas de ese modo silencioso que había estado a punto de matarlo varias veces, pero aun así, no había podido lograr actuar de otro modo.

Pero con Tian siempre había sido diferente. Había algo en ese chico que hacía que Phupha se abriera a él sin oponer resistencia alguna. Y ahora que todo estaba claro entre los dos y que ninguno de ellos tenía que esconder ya sus sentimientos, era mil veces más sencillo reconocer que la felicidad que bullía como burbujas de una bebida agradable y dorada dentro de su corazón nacía del hecho de que Tian había vuelto a él y de que ya no tendría que dejarlo ir.

Estarían juntos indefinidamente. Phupha no se había atrevido a prometerle un por siempre porque él entendía que la eternidad era una ambición demasiado grande para el corazón humano pero sin importar lo que su vida durara, él estaba seguro de que la viviría al lado de Tian y que a partir de ese momento cuidaría de él de modo que no tuviera que causarle ningún dolor a ese chico adorable y hermoso que seguía desafinando sin vergüenza alguna al tiempo que Yod y Nam rompían a reír por milésima vez aquella noche.

Y es que en la fiesta de Tian ya no quedaban ninguno de los invitados que habían estado ahí aquella tarde comiendo y bebiendo en honor del ingeniero que había ido a la villa para ayudarlos incluso más de lo que lo había hecho la primera vez. Phupha había mirado desde lejos todas las interacciones de Tian con los habitantes de la villa y con sus fieles alumnos quienes estuvieron jugando con él toda la tarde y los que lo habían hecho prometer que estaría con ellos en la escuela el día siguiente. Querían mostrarle todo lo que habían avanzado en sus estudios aunque Phupha sospechaba que aquellos niños y niñas simplemente querían seguir pasando tiempo con la única persona que había vuelto a ellos, algo que no había sucedido con ningún otro de los maestros voluntarios.

Y sí, claro, el Mayor se había mantenido un poco distante de la fiesta porque después de todo Phupha seguía siendo un poco torpe al momento de socializar con los demás pero no le había molestado para nada mirar la sonrisa de Tian desde lejos ni mirar los ojos llenos de cariño que todos los ahí presentes le dedicaban a su... ¿cómo llamarlo ahora? Una palabra tan vulgar como novio le parecía poca cosa para Tian aunque en términos prácticos eso era lo que era ahora ¿verdad? Es decir, él y Tian eran una pareja pero la palabra novio parecía tan poca cosa. Porque el corazón de Phupha estaba lleno de amor de un amor con el que jamás había soñado ni se había atrevido a esperar. Para él el amor siempre había sido más bien como una carga pesada o como la idea de algo condenado al dolor del modo en el que le había sucedido a su madre.

Cometas Por El CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora