Capítulo 10. Los Días Más Felices No Han Llegado, Te Prometo.

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PHUPHA

Los ojos de Tian estaban llenos de estrellas y en la mirada de Phupha solo existía Tian.

Phupha estaba deseando perderse en los ojos de su amado y contar las luces que había reflejadas en esa mirada. Él quería dibujar constelaciones o investigar si había alguna manera de pedir deseos a las estrellas aunque estas fueran creadas por el proyector de luces de colores que él había comprado en un centro comercial meses atrás, en una de sus visitas a Bangkok que ahora eran más frecuentes puesto que su primer año escolar en la universidad estaba a punto de iniciar.

Y es que cuando los cielos llenos de estrellas o las luces de colores se reflejaban en los ojos de Tian, Phupha era capaz de creer en la magia. Todo era mágico si la mirada de Tian lo tocaba.

El Mayor había pensado en llevar algo de Pha Pun Dao a Bangna, su nuevo lugar de residencia y aquel proyector que pintaba el techo de miles de estrellas había sido sin duda alguna una elección acertada. Porque los ojos de Tian brillaban en ese momento del mismo modo en el que lo hacían allá en el acantilado y Phupha no podía evitar pensar que, en contra de toda lógica, el único deseo de su corazón, el único deseo que se había atrevido a pedirle a los astros estaba ahí, frente a él, sonriendo de forma hermosa y feliz debajo del resplandor de tantos estrellas creadas de forma artificial.

Phupha se acercó a Tian simplemente para tomar su mano. Los dos estaban en medio de lo que sería la sala de su nueva casa. Aún no había muebles en ninguna de las habitaciones pero Phupha no había querido esperar más para poder compartir aquel lugar con Tian. Los dos se habían tomado unos días lejos de la aldea porque la señora Lalita había preparado una enorme fiesta de cumpleaños para Tian, una fiesta que el chico sospechaba, no era más que un pretexto para presentar a Phupha ante todo el mundo.

Cuando los dos habían recibido la invitación a ninguno de ellos se le había ocurrido negarse a asistir a la fiesta porque Tian no quería desaprovechar la oportunidad de presumir a la persona que ocupaba su corazón entero y a Phupha, quien después de todo era una persona profundamente apegada a cumplir con el deber, jamás se le hubiera ocurrido negarse a algo que la madre de Tian le pidiera, no cuando la familia de su amado parecía estar encantada de recibirlo como a un miembro más.

—Las estrellas son hermosas, capitán— dijo Tian abrazándose a Phupha con fuerza bajo el resplandor azul del proyector—. Este lugar de verdad se siente como un hogar para los dos.

—¿Te gusta de verdad?— preguntó Phupha pensando en que aquella modesta vivienda no tenía mucho que ver con la enorme mansión donde Tian había vivido durante gran parte de su existencia.

—Claro que me gusta, los dos vamos a construir una vida aquí ¿por qué no me gustaría? Es una casa luminosa y amplia, podemos llenarla de más estrellas ¡Y adoptar gatos! Siempre he querido tener un gato. Ahora que lo pienso creo que a mi madre le encantará elegir los muebles por mí, ella y mi hermana tendrán mucha diversión aquí y creo que las dejaré ayudarme porque aún debo estar al tanto de muchos pendientes en las obras hidráulicas de Pha Pun Dao pero también sé que debemos tener todo listo aquí para dentro de tres meses.

—De verdad no es necesario que te encargues de los muebles, tu madre puede pensar que yo no soy capaz de, bueno, esta casa es mi responsabilidad ¿no crees? Soy yo quien debe darte un hogar con todas las comodidades porque soy yo quien te pidió venir conmigo...

La voz de Phupha se quebró en medio de esas palabras y el hombre sonrió avergonzando por la mirada llena de preguntas que Tian estaba dedicándole en aquel instante. Y es que aunque él sabía que era tonto preocuparse por cosas como su estatus social y económico no podía evitarlo. Él sabía que el estilo de vida que los dos llevaban en Pha Pun Dao no era un problema para Tian pero en la gran ciudad todo debía de ser distinto. Aunque él sabía que los padres del joven ingeniero no tenían ningún problema con la relación de los dos, Phupha no podía permitirse ser tan optimista en el nuevo sitio al cual habían llegado. En Bangkok todos conocían a Tian. En Bangkok habría siempre mucho ruido y él sabía que el hecho de que un conocido joven rico y exitoso como lo era Tian mantuviera una relación con un hombre como él era la clase de escándalo que a la gente le gustaba comentar una y mil veces.

Cometas Por El CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora