I Want My Life Back (Cherik)

Capítulo Siete

-¡¿Cómo te atreviste?! -Gritó Azazel, luciendo más rojo que nunca.

Por otro lado, Erik estaba levantándose del suelo con un labio roto y un dolor intenso en su rostro.

-¿De qué hablas? -Alcanzó a preguntar a pesar de que no podía articular muy bien las palabras debido al dolor.

-¿Ahora resulta que necesitas clases privadas de Raven, eh? -Dijo con una voz cargada de decepción. -¿Desde cuando te importa una mierda la historia del arte?

-No es lo que tú crees, Azazel. -Le aseguró antes de recibir otro golpe.

-¿Esto es a propósito o qué? ¿Qué quieres demostrar? ¿Que eres mejor que yo? ¿Que puedes tener a quien quieras? -Dijo con una voz más débil. -Pues es cierto.

-Azazel...

-Adiós, Erik. -Se dio la vuelta y se alejó antes de que el otro lo viera llorar.

Esto estaba mal, Erik podía verlo. Pero lo arreglaría, alejaría respetuosamente a Raven y volvería con Charles. Tenía la idea de que si arreglaba la línea de tiempo, de alguna manera sería regresado a su presente.

No había manera de que fallara, Azazel podía estar tranquilo, ni en un millón de años pensaría en tener algo con la bruja Raven.

...

Charles iba a dejar un hoyo en el suelo si seguía caminando en círculos, sus manos temblaban y tenía un tic en el ojo.

Al llegar la noche esperaba que al despertar pudiera regresar a su vida normal, pero cada día que pasaba su memoria se convertía más y más en un nublado cementerio en el cual sólo podía ver figuras rígidas, borrosas y lúgubres.

Había pensado en compartir los recuerdos de su vida con el Erik de esa dimensión para probar si así su consciencia volvía. Pero no podía mostrárselos si los perdía.

Le frustraba estar atrapado allí sin poder hacer nada mientras que el resto del mundo estaba tranquilo como si todo aquello fuera normal. Ya no recordaba el nombre de su hijo menor ¿Cómo podía haber olvidado a su propio hijo? Era el que dejaba juguetes por todos lados ¿O eran zapatos? ¿O ropa?

Se haló los cabellos en medio de su desesperación y profirió un grito ahogado mientras que las esquinas de sus ojos ardían. Su cabeza comenzaba a doler y las lágrimas a salir cuando no pudo contenerse más. No soportaba verlo todo en orden cuando su vida era un desastre.

Entonces haló las sábanas de como Hank las había dejado perfectamente estiradas y las aventó al suelo y con una de las almohadas tiró todo lo que estaba sobre la mesa de noche al suelo, entre esas cosas, una lampara que impactó contra el suelo y se quebró.

No podía estar olvidando lo que más amaba, sollozó. No podía...

Se sentó sobre el colchón volviendo brevemente a la realidad. Se secó las lágrimas con una de sus mangas.

No podría salir nunca de allí ¿No es cierto?

-¿Charles? -Escuchó la voz de Hank claramente alterada. -¿Qué...? ¿Qué pasó aquí? -Preguntó viendo el desastre ocasionado y a un Charles destruido con el cabello despeinado, en el borde de la cama mirando al suelo.

-Déjame solo. -Dijo con una voz cansada, claramente gastada por el llanto.

-¿Cómo pides que te deje solo? Mira lo que hiciste ¿Qué te está pasando? -Sonaba más preocupado que enfadado. -¿Tuviste un ataque de pánico?

Charles no respondió y escuchó como éste se acercó para sentarse a su lado.

-¿Quieres que llame a la psicóloga? -Preguntó. -La salud mental es importante, siempre es bueno saber qué sucede allí. -Dijo arreglándose las gafas.