Taehyung no tenía muy claro cómo es que habían llegado a eso.
Sabía que la música seguía a un volumen retumbante porque las luces de los parlantes cambiaban de color. También sabía que todos estaban gritando porque les veía saltar y mover los labios al vitorear o silbar, pero él casi creía que no estaba escuchando nada de eso.
Su boca estaba entreabierta, su mirada fija a la distancia en un punto muy específico y su segunda cerveza en lata derramándose sobre la arena. Oh, nadie le había advertido, nadie le había preparado para algo así.
Él se había divertido en aquel juego de tirar de la cuerda, e incluso había reído junto a los demás cuando su grupo consiguió arrastrar a varios del contrario hasta la línea divisora que alguien había trazado con la suela del zapato, lo que les hizo ganadores. Pero el equipo perdedor no solo tuvo que tomar una gran cantidad de tequila, no, una segunda penitencia fue planteada a último momento por una mente demasiado desconsiderada con la salud del corazón de Taehyung.
Era en ese punto donde sentía que su cerebro dejaba de funcionar como es debido. Casi diez personas andaban existiendo por ahí sin que hubiese alguna prenda cubriendo la parte superior de su cuerpo, cosa que en lo normal no le habría interesado. El problema radicaba en que Jungkook hacía parte de ese equipo perdedor, y si él usualmente no podía quitarle los ojos de encima, pues ahora estaba seguro de que se iría de espaldas en cualquier momento.
Que aquel castaño tenía un cuerpo digno de las más ardientes fantasías ya lo había notado, tenerle muy cerca así como las veces que le veía en vaqueros lo confirmaba, pero el menor solía vestir todo el tiempo con camisetas holgadas que le daban un aire de chico bonito y adorable. Era comprensible que ahora estuviera delirando, barriendo con la mirada la piel blanquecina de su abdomen levemente marcado.
Tuvo que desviar la atención al oscurecido mar durante unos segundos para concentrarse. Jungkook estaba con toda la tranquilidad del mundo riendo con Jackson, ahí sin enterarse de lo que estaba causando en él.
—¡Tae! —respingó ante el llamado que provenía desde bastante cerca y bastó con volverse hacia su derecha para apreciar la enorme sonrisa con hoyuelos de Namjoon, quien llevaba el cabello alborotado y una botella de soju a la mitad junto a una copita transparente—. Te he visto perdido por completo, ¿qué ha pasado con tu cerveza? —preguntó, haciendo una seña hacia la lata que ya se había quedado sin contenido por derramar.
—Ah, pues, ella... se cayó —balbuceó, escuchando la suave carcajada del más alto. Negó con la cabeza, obligándose a salir de aquel prolongado trance en el que el castaño le había dejado, y pudo recoger la lata por fin, humedeciendo sus labios resecos.
—Ten, relájate un poco —observó al rubio extenderle la copita llena hasta un punto más arriba de la mitad, la recibió y la bebió rápido, sintiendo el sabor un poco dulce del soju contrastando con el amargo que le había dejado la cerveza.
Sus ojos viajaron de inmediato en busca de Jungkook y casi vuelve a dejar caer la lata al no encontrarle donde antes. Barrió con la mirada a todas las personas, no consiguiendo divisar al muchacho.
—¿Dónde está? —Giró sobre sí mismo, recorriendo todo el perímetro mientras volvía a ser muy consciente de la música palpitando en sus tímpanos y las voces de todos los que conversaban y reían—. Estaba ahí hace un minuto, solo me descuidé un momento.
—Tranquilo, hermano. Estaba con Jackson, ¿no? Estará bien. —Namjoon sacó su móvil y Taehyung le observó teclear con prisa antes de pensar en hacer lo mismo. Buscó el chat del menor para escribirle, timbrándole además un par de veces al no recibir una respuesta, pero el castaño tampoco atendió a las llamadas.
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Dichosas vacaciones •⊰Taekook⊱•
FanfictionJungkook se ha graduado con honores de bachillerato y sus padres le premian con unas merecidas vacaciones en un hotel de lujo con vistas espectaculares al mar, donde una sonrisa cuadrada perteneciente a un joven de cabellos azules consigue sacarle v...