Dichosas vacaciones •⊰Taekook⊱•

Capítulo 11: La prueba ChimChim

Jungkook intercaló la mirada entre ambos muchachos, sin saber qué debería hacer o decir en un momento como ese, y los dos volvieron su atención al castaño al mismo tiempo, como si esperaran algo de su parte. Les observó en silencio por unos pocos segundos más que casi se sintieron como una eternidad, encontrando que sus ojos por cuenta propia preferían entretenerse un ratito más en el bonito rostro de Taehyung.

—Umh, Kook, ¿vamos? —Leedo fue quien decidió decir algo para romper la tensión, y el menor de los tres tal vez lo habría agradecido de no ser porque notó que la mandíbula del de cabellos azules se tensaba.

—¿Kook? —masculló, con la vista fija en el mencionado. Jungkook abrió la boca para decir algo, pero el pelinegro se le adelantó.

—¿Hay algún problema? —retó, ganándose su dura mirada de nuevo, retomando el fulminante contacto visual.

—Sí, como bien notaste estábamos conversando y nos interrumpiste descaradamente.

—Nosotros quedamos primero, tú eres el que sobra aquí. —En ese momento, el castaño se preguntó si eso de verdad estaba pasando o si es que acaso estaba imaginando que tenía a dos chicos asesinándose con la mirada por su culpa.

Si le hubiesen dicho que algo como eso podría terminar incluido en el plan vacacional que pagaron sus padres, de seguro se habría reído durante una hora, o se habría largado a llorar porque lo consideraría imposible, quién sabe.

—Leedo hyung —llamó, obteniendo de inmediato su atención y la mirada no tan amigable del otro muchacho—, ya está bien, vamos.

—Sí, a nuestra cita —añadió, completamente a propósito, porque sabía que con eso haría hervir la sangre de ese crío bonito y muy creído que obviamente se traía algo con el menor. Lo tenía claro desde aquel paseo en lancha en el que les había guiado, pero no había conseguido que Jungkook le dijera algo al respecto, así que había terminado por creer que no tenía que preocuparse por él. Bueno, ahora estaba reconsiderando eso.

Jeon de verdad quiso desaparecer en ese instante, por lo que solo asintió para que pudieran irse rápido de ahí y escapar de la mirada punzante del peliazul y de todo lo que, tal vez, seguía sintiendo por él. Pasó por su lado para llegar junto al mayor, pero la risita sarcástica de Taehyung le hizo volverse para mirarle de nuevo.

—Pudiste decirme desde el principio lo que pasaba —dijo, con una sonrisa amarga, mientras se guardaba las manos en los bolsillos—. Te habrías ahorrado el tenerme encima como un imbécil intentando solucionar cual hubiese sido mi error. —Jungkook se tensó al escucharle, con Leedo a sus espaldas tal vez muy incómodo o demasiado entretenido—. Ya sé que soy prácticamente un desconocido para ti, pero, estúpido o no, yo sí pensé que había algo.

Desvió la mirada y giró sobre sí mismo para irse de una vez y dejar de interrumpir los planes de esos dos. Estaba sintiéndose bastante patético, porque era evidente que él era el único que se había hecho algún tipo de ilusión.

Pero el castaño no estaba dispuesto a permitir que le dejara como el malo, como si él tuviera la culpa por no querer ser un miserable pasatiempo. Porque no, no era su culpa que Taehyung le gustara tanto y que eso le impidiera volverse tan solo una distracción pasajera para él.

—¿Pensaste que había algo? —espetó, apretando los dientes. El muchacho se detuvo y dio media vuelta, clavando sus marrones ojos en los suyos con una mirada oscura y filosa—. ¿Te parece correcto andar coqueteando con otros en tu posición?

—¿Disculpa? —inquirió, notoriamente ofendido.

—Tal vez para ti las vacaciones sean también un descanso para el compromiso, pero yo no pienso igual y tal parece que el Park Jimin ese tampoco —soltó, y le dio la espalda antes de que le acusara de dramático y exagerado. Se topó de frente con Leedo, de repente recordando su existencia, y pasó por su lado para largarse de ahí, esperando que entendiera que podía acompañarle si quería o irse si tenía mejores cosas que hacer.