15:33 horas. Así decía el reloj de pared qué colgaba frente a él. Bebí otro sorbo a su café y retomé la lectura, o eso intentaba – La vida solo da una tregua, y la mía la dio muy poco, muy poco me duró el gusto. – murmuró.
–Siempre puntual, pensé que solo era para nosotros la puntualidad – le hablé.
Alzó la mirada, cerró el libro – Dejémonos de formalismos un día, de todas formas no venimos a hablar de esto. – tomé el café y lo bebió, no soportaba estar ahí, estaba incómodo pero no lo demostraría.
–Vete, fui muy claro el otro día. – me senté frente a él. – aléjate de Sara.
–No – respondió – No eres nadie para alejarme de ella. – dejé el café.
–Soy su ángel guardián y debo velar por su bienestar. – contraataque.
El lugar estaba concurrido para ser un día hábil a las tres de la tarde.
Lo odiaba, eso era muy obvio. Nos odiabamos
–Sabes las reglas y haz roto la más importante. – me dijo.
–Vete a Dead Stone, regresa a dónde perteneces demonio. Tu también haz roto las reglas, no diré nada pero vete.
Se rió de mi
–Si ha chantajes vamos, no creas que no te he visto, tú también haz roto una regla, y no fue venir a la tierra – sonrió victorioso. – Fue enamo…
–No – corte la palabra. – no es cierto.
–Deja de negarlo Alex … he visto como la cuidas y no es malo enamorarse de un humano… en nosotros no está prohibido ni permitido, siempre que no estorbe en los acuerdos de guerra… – le dio un trago a su café.
–pero revelar tú verdadero nombre Abraham, eso sí es una infracción… – me defendí.
Ambos nos quedamos en silencio, el tiempo se detuvo para nosotros, nos veíamos fijamente, Abraham se removió incómodo en la silla. Llegó el mesero, pedí un café como el de él, no hablábamos pero con las miradas nos decíamos todo.
–Si dices algo, Gabriel, Miguel y todos los arcángeles sabrán…
– No te creerán, eres un demonio... Usaré magia con tal de que te vayas y no hables. – respondí, lo mire con odio. ¿Cómo puedes odiar a alguien a quien siempre admiraste?
– ¿Magia? – preguntó – se supone que ustedes no la usan... Pero veo que no te importa romper otras reglas con tal de que la verdad no salga...
Ese juego ya me estaba hartando, debía terminar con la conversación y seguir.
– Lo deseas... Pero no lo haz hecho. Sariel, nunca sabrás lo que es estar con ella, dormir a su lado, besarla antes de dormir y al amanecer, verla sonreír... – lo sujete de la chamarra – tal vez si lo sabes... maldito, ¿Cuando fue? – me empujó. – Ella es mía, el contrato de sangre lo dice, ella me pertenece.
–No sabes darle amor, solo es sexo para ti. Tu no la amas, amas ser el dominante pero no hay amor, en camibio, yo la amo y ella a mi – le grité.
Se quedó callado, pensando la respuesta. –Espero que esto no te volviera humano, porque si es así podría verte morir en la batalla. – le dijo, su odió podía sentirse en su voz. – haz sido capaz de enamorarte tan rápido pero no podrás disfrutar de ello.
–Vete, o no llegarás a la batalla, te mataré ahora mismo.
–Tengo razón, desde que estás aquí y la primera vez que la viste te enamoraste. Esto si es algo nuevo, un ángel enamorado de una humana, en los cielos de esto se hablará siglos...
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Híbrido.
Ngẫu nhiên"Los ángeles lo llaman placer divino; los demonios, sufrimiento infernal; los hombres, amor". (Heinrich Heine) Ten cuidado con lo que deseas, esa debió ser mi advertencia. Nadie me la dijo, lo entendí con el tiempo, los deseos son malos. NOTA: Se ac...