Capítulo 11: Desnudame con la mirada

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El violinista deja en la cama a la chica, acariciando sus piernas procede a quitarle los shorts deportivos que traía, besa cada parte de su cuerpo, deja pequeñas mordidas y chupetones que la hacen gruñir, nunca antes se había sentido así, no le importa, se siente tan exquisito que se olvida de todo lo demás, de las preocupaciones, del estrés, de su corazón roto.

Cuando la desnuda sigue besando cada parte de su cuerpo, deseando como si fuera el primer cuerpo que hace suyo, desesperados, ella le quita el abrigo y el sombrero, acaricia su cara de manera amorosa mientras separa sus piernas, él baja el cierre de su pantalón y la penetra marcandola como suya igual que la última vez.

Sus movimientos son lentos pero un poco rudos, ella se siente bien, todo alrededor se vuelve negro mientras su mente se queda en blanco, ella arquea la espalda, se aferra a las sábanas y lo siente dentro, como si fuera a partirla en dos, pero se siente tan exquisito que no le importa.

El movimiento de sus pechos combinado con el vaivén que hace él se siente demasiado bien, los ruidos lujuriosos escapan de la boca de ambos, él sostiene sus manos entrelazando sus dedos, procede a besarla mientras sus movimientos se hacen más toscos y rápidos, está por acabar y sabe que se siente tan bien que podría desmayarse, por primera vez en toda su vida se siente así y sabe que ahora no la dejará irse tan fácilmente.

Cuando acaba se siente cansado, pero ella no lo deja ir tan fácilmente, le da la vuelta y comienza a montarlo de manera desesperada, él sonríe, entiende que ella aún no ha acabado, le toma de la cintura y la ayuda a mover las caderas de arriba hacia abajo, ambos se sumergen en el placer del momento, sin dejar de moverse ella le agarra del cuello y comienza a hacer presión en este, él se asfixia pero el placer es tanto que lo deja de lado, por unos breves segundos se siente mareado, ella se siente una bestia, desesperada de conseguir lo que muchos llaman "orgasmo", finalmente se viene, echa la cabeza hacia atrás y se deja llenar por aquella sensación mientras leves espasmos llenan su cuerpo.

Él aún no acaba, pero unos cortos movimientos de cadera le hacen acabar en lo que parece ser segundos, ella se deja caer encima de la cama y le toma la mano, besa el dorso de esta y le da una leve sonrisa de satisfacción.

—Eres increible— susurra casi como si fuera un pensamiento, lentamente comienza a caer dormida.

Le cuesta mantenerse despierta, antes de caer en los brazos de Morfeo ve una sombra escapar por la ventana, no alcanza a reaccionar porque finalmente cierra los ojos y se queda dormida.

SONORA DE VIOLÍN [offenderman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora