Capítulo 8: La Rosa

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Cuando llegaba al hospital siempre encontraba una rosa de un color extraño colocada en un macetero, él siempre traía flores diferentes, siempre eran demasiadas, y a veces, le causaban alergia a ella, pero no lo sabia, solo llevaba un par de días con ella, o eso es lo que creía, "una relación" pasaba por su mente, y sonreía, porque era feliz con eso. Pero era un degenerado, mirarla tan inocente, tan indefensa, y pensar las cosas que le haría solo hacia que su sonrisa perversa creciera, sin pensarlo mucho saco la rosa y la boto colocando sus flores solo porque eran más "bonitas".

Cuando salio del hospital no recordaba mucho, se sentía más débil, pero se iba recuperando muy de a poco, fueron a casa y se recostó, la recostó en la cama hasta que perdió la conciencia.

Luego, su cuerpo se sentía demasiado pesado, se sentía como si ardiera lo mas profundo de su ser, cuando despertó se lo encontró a él encima de ella, violándola, no recupero todas sus fuerzas pero si logro empujarlo para que se quitara de enfrente, pero él siguió, hasta que tuvo noción de lo que pasaba y miro a su lado, por suerte él tenia los ojos cerrados, agarro el cuchillo y le corto la mejilla, un grito desgarrador despertó a los vecinos, quienes alarmados llamaron a la policía, antes de siquiera matarlo le corto el pene, huyo de allí dejándolo desangrado, cuando lo encontraron el estaba con una sonrisa satisfactoria en su cara.

Llorando, ella se alejo, quemando sus ropas ensangrentadas, camino y camino, perdida en sus pensamientos y sin darse cuenta se encontró en un bosque, no era tan grande, pero estaba tan perdida que no se dio cuenta de lo que pasaba.

Al poco tiempo, llego a una laguna, sumergida en su llanto y sus pensamientos, se sentó, miro su reflejo en el agua y reaccionó ante una melodía que sonaba como lamentos pasados de una persona. Al mirar donde se encontraba, se enfocó en la melodía, una melodía que sonaba como si fuera tocada de memoria, pero, al mismo tiempo, sonaba tan depresiva, que la hacia sentir como si fuera algo que necesitaba más en su vida y lo había perdido, habia perdido algo, lo sabia, pero no se sentia de la misma manera que le hacia sentir la musica, de repente vio una sombra, que estaba al otro lado del lago, sonaba un violinista, un violinista solitario, perdido, sumergido en su sonora.

Ella se acercó, pero él no se dio cuenta, quizá por lo fuerte que tocaba, o el hecho de que su presencia no le importó ya que después le mataría, aunque, no sabe que pensó cuando ella se sentó a su lado y ambos se miraron.

—¿No me tienes miedo?— preguntó con tal inocencia que le hizo reír de manera inesperada para ambos.

—Claro que no, ¿Porqué debería?— Y le sonrió —Aquí los verdaderos monstruos son los humanos—.

Ambos se observaron, admirados por la belleza del otro, ella estiró la mano e intento acariciarle, pero antes de que eso ocurriera una voz a lo lejos habló.

SONORA DE VIOLÍN [offenderman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora