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"¿Alguna vez te dije lo mucho que te odio?"

"Desde el primer momento que nos vimos." Rié.

"Antes no me agradaba señor Wang pero ahora creo que en realidad te odio."

Xiao Zhan continuaría maldiciendo el nombre de su colega pero el dolor en el estómago le hizo aferrarse más al cuello del segundo.

"Voy a morir." Dijo entre murmullos.

"Nadie muere por una indigestión."

"Es todo por tu culpa."

"¿Mi culpa?" Preguntó. "¿Acaso te obligue a terminar con todo el puesto de esa señora?"

Antes que Yibo pudiera decir las capitales de China, Xiao Zhan devoró toda la comida del puesto donde habían planeado cenar, le sorprendía que un cuerpo tan delgado pudiera comer mucho.

"Debiste detenerme." Alegó.

"Claro y recibir otra bofetada tuya, no gracias."

"Pudiste haber intentado apelar a mi lado amable."

"Zhan Ge, deja de moverte o caerás al suelo."

Una vez que terminó de pagar todo lo consumido, su mayor se trepó a su espalda, alegando un dolor infernal en el estómago y un poco más arriba.

"Te haré responsable por esto."

"Ya lo estoy pagando." Susurró.

"Te oí maldito."

"Gege, en serio me asombra que un hombre tan correcto como tú sea tan mal hablado."

"Eres el único al que trato así, haces que pierda mi sensatez."

El más alto se recostó sobre el hombro de Yibo e intentó descansar un poco hasta llegar a casa.

"El único." Sonríe Yibo.































"Espero su retorno lo más próximo, mañana si es posible."

"Ministro, con todo respeto... El mayor Xiao sufrió un percance, nada grave pero deberá estar en cama hasta el nuevo aviso."

El ministro de seguridad le miró molesto y dejando escapar un suspiro cansado.

"Debo comenzar a pensar en la posibilidad de que uno se cambie a otro departamento, pues parece que trabajar juntos solo provoca accidentes entre ustedes."

"Señor"

El mayor levantó su mano en señal de no termina su alegato.

"Es una posibilidad Capitán Wang, no provoque sea un hecho. Los quiero mañana temprano en el aeropuerto. "

Wang Yibo no respondió y finalizó con la llamada a su superior. Era verdad que desde que trabajan han tenido uno que otro bache pero no era motivo para deslindar a uno sobre ese caso.

"¿Estuvo muy fuerte el regaño?"  Le preguntó Xiao Zhan entrando a la habitación junto con una taza de té.

"No. Podemos regresar el lunes." Sonríe.

"Pensé que nos querría en Beijing de inmediato. Entonces te fue bien." Le devuelve la sonrisa.

"Nos envió el último informe sobre las distribuciones al sureste de la ciudad y los dictámenes respecto al punto de acceso se Ji Lin, los estoy imprimiendo para revisarlo."

"Perfecto."

Yibo no quería mentirle a Xiao Zhan pero sabía que las posibilidades de tener un último momento en su ciudad junto a él, eran prácticamente nulas. Un desliz inocente de dos días no afectaría sus carreras.

Lecciones a un DidiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora