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Con una caja de pasteles, María José se apresuró a través de la multitud de autos en el estacionamiento de la iglesia. Debido al tráfico pesado, todavía no había encontrado el tiempo para comer, y ahora el delicioso aroma que salía de la caja en sus manos le hizo agua la boca. Por el rabillo del ojo, vio una figura oscura sentada en una aguamarina Prius. ¿No es el de Calle? Cambiando su dirección, María José camino hacia el auto y se detuvo al lado de la puerta del lado del pasajero. De hecho, era Calle.

Ella miraba al frente.

La más pequeña movió la caja para liberar una mano y llamo a la ventana.
Calle se sacudió y giro la cabeza en su dirección.

Sin moverse, se miraron la una a la otra.
A la luz del anochecer, los ojos de Calle brillaron como el sol que brilla en la superficie clara del mar Mediterráneo. Ella es maravillosa.

La abogada parpadeo. ¿En que estaba pensando? Calle estaba aquí porque necesitaba ayuda, y ella era su potencial sponsor. Además, María José no estaba interesado en involucrase con un humano.

Su única experiencia había sido suficiente y no es como si estuviera lista para arriesgar su corazón. Había una razón por la cual AA recomendó no comenzar una relación antes de estar sobrio durante al menos dos años.

¿Relación? Mentalmente sacudió la cabeza hacia sí misma. Ella si siquiera conocía a Calle. Tenía que ser su bajo nivel de azúcar en la sangre lo que causaba estos pensamientos extraños.

Ella puso una sonrisa en su rostro y saludo -Hola Calle.

Calle bajo la ventanilla del lado del pasajero, pero no hizo ningún movimiento para salir del auto -Um hola.

María José hizo un gesto hacia la entrada de la iglesia -¿No quieres entrar? -ella levanto la caja y sonrió -Tengo pasteles.

En lugar de mirar la caja o el rostro de María José, Calle pareció entrecerrar los ojos en algo intermedio. Ella se aclaró la garganta -No gracias.

¿Se refería a la reunión o los pasteles? En un examen más detenido, parecía que gotas de sudor cubrían la frente de Calle. ¿Esta ella en retirada? ¿o ha estado bebiendo?

Calle estaba masticando chicle, y María José recordó que ella también había hecho eso cuando todavía estaba bebiendo para que nadie oliera alcohol en su aliento. Un cuarto de ginebra y chicle habían sido su ritual previo al juicio. Pero si Calle estaba borracha, lo estaba escondiendo bien.

María José señalo el asiento del pasajero -¿Puedo sentarme un momento?

Calle parpadeo un par de veces como si necesitara un minuto para procesar lo que la abogada le había pedido.

Finalmente, ella suspiro. -Esa no es buena idea -ella sacudió la cabeza -Fue una mala idea venir aquí. No sé cómo termine aquí en primer lugar.

La chica fuera del auto se inclinó para ver mejor la cara de Calle -Viniste aquí para encontrar personas que escuchen y entiendan como te sientes.

-No saben nada sobre cómo me siento -murmuro Calle. Ella miro a María José con una mirada intensa -Gracias. Se que tienes buenas intenciones, pero realmente no puedes ayudarme.

María José ya había escuchado estas palabras de otros que habían venido a buscar ayuda, pero que preferían volver a beber en lugar de aprender a enfrentar sus problemas con sobriedad -Entonces, ¿Quién puede?

-¿Huh?

-¿Crees que puedes resistir los impulsos que sientes ahora mismo?

-Yo… no se -Calle trago saliva y volvió a mirar a un punto entre el rosto de María José y los pasteles.

𝑺𝒖 𝑻𝒐𝒒𝒖𝒆 [𝑪𝒂𝒄𝒉𝒆́]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora