18._Un poco incómodo

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El caballero de Leo miró en otra dirección con una cautelosa risa burlesca mientras la Santa pelirroja disimulaba lo visto con una tos sobreactuada.

─ ¡N-no es lo qu_! Cállate Aioria ─ Demandó el guardián de Escorpio mirándolo bastante molesto.


La mujer de hebras esmeraldas atendió únicamente a soltar al chico en medio de un ataque de pánico, se apartó un par de metros, y para reafirmar su postura de orgullo: cruzó los brazos, ignorando el hecho de la manera en la que había sido descubierta con su compañero.


─ ¿Podríamos hablar un momento? ─ Sugirió el castaño una vez que se mentalizó para no reírse. El moreno lo miró todavía con algo de desprecio, esperando a que el contrario lanzara la primera palabra ─ . . . A solas ─ Reprochó.


─ Ah ─ Restó importancia con una mano y pasó de largo a las mujeres mientras se juntaba al varón contrario ─ ¿Nos disculpan señoritas? Será sólo un momento. 

Los hombres se pusieron a varios metros de las mujeres, en donde ellas no pudieron verlos. Aioria echó el primer suspiro y se llevó una mano al tabique nasal a la vista del expectante caballero de Escorpio.

─ Dos cosas importantes ─ Indicó al extender el mismo número de dedos ─ Uno: ¿Qué te dijo la señorita Athena con respecto al hallazgo?

─ Bueno, dijo que iba a investigar y que_ ¿Tú conoces a una tal Pandora?

─ ¿Pandora? ─ Se cuestionó a sí mismo ─ . . . Hmm, me suena. ¿Por qué? ¿Así se llama?

─ Al parecer sí ─ Se rascó un poco la cabeza ─ Camus dice que es comandante del ejército de Hades. Incluso Shura y Saga lo confirman.
No sé en qué pensar.

─ Suena bastante serio. Tengo la sensación de recordarla, pero ¿Por qué aparecería aquí, en el Santuario?

─ No lo sé . . .


─ . . . Bueno ─ Suspiró pesado ─ Y pasando al tema número dos: Digo, a mí también me encanta jugar con Marín, pero oye, tú y Shaina tienen que aprender a medirse mientras estén en público.

─ ¿Qué? ─ Cuestionó sorprendido y avergonzado.


─ Tal vez intente eso mismo con Marín algún día. Se ve divertido.
 . . .Sólo espera a que se lo diga al resto ─ Echó una carcajada escandalosa.

─ ¡Duigh! ¡Tú. Cierra la boca! ─ Se lanzó a darle un golpe que el contrario detuvo inmediatamente.






(  .  .  .  )















─ Así que veo que ya te llevas mejor con Milo, ¿Verdad? ─ Cuestionó la Santa de Águila a la contraria.

─ ¡A-ahb! ¡Pero que sinsentido! ¡Yo nunca tendré nada con él!

─ Tranquila. Yo nunca dije eso.
Y lo lamento, pero creo que tú eres quien especula de más.
Además, no tendría que ser relevante si tienes una relación con él o no ─ Dejó caer los hombros.


─ Al fin, hasta que hablas en mi idioma.
Digo, después de todo, ese tipo de situaciones están prohibidas entre caballeros ¿No?

─ ¿Qué?

─ Aunque supongo que eso ya lo sabías ¿No es así, Marín? Imagino que estarás dispuesta a dejar a Aioria  en cuanto te lo ordene el patriarca.

─ . . . Lo dices sólo para molestar. De otro modo, no habrías estado insistiéndole tanto a Seiya.


─ Bueno, aunque parezca difícil, yo también recapacité en cuanto a ese tipo de temas, ¿Y sabes? Eso me llevó a analizar que en el resto del Santuario no hay más parejas, así que es lógico que sea algo que esté prohibido en un lugar sagrado como este ─ Recargó el brazo derecho sobre el izquierdo, fingiendo una actitud deductiva ─ Yo creo que mientras más rápido nos deshagamos de esas ideas tontas lo antes posible, menos sufriremos por ello ¿No es así? 



Words to the windDonde viven las historias. Descúbrelo ahora