5 Niña

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Al día siguiente;
Milo se estiró perezoso mientras echaba un amplio y relajante bostezo.
Tronó los huesos de su espalda y esperó a que su cuerpo liberará la tensión.

Talló sus ojos un par de veces y luego los abrió de par en par.

Tomó asiento y dejó que sus pupilas se acostumbraran a la cegadora luz del amanecer.

Miró a su lado. Y pudo ver a la joven mujer peliverde a su lado.
Ella a causa de todas las vueltas que dió por la noche; ya no traía su máscara metálica puesta.

El chico la miró un poco sorprendido,y después; reconoció lo linda que era esa muchacha a través de una sonrisa dócil en sus labios.

En ese momento; ella se removió y abrió los ojos lentamente.

—¿ Hm? — La peliverde lo miró adormilada — Hola.

— Ho,ho,hola.

La chica se reincorporó y alació su cabello.

— ¿ Amaneciste bien?— Preguntó ella estirando sus brazos.

— Eh,am,si.
¿Y tú?

— Igual — Se colocó la máscara.

—¿ Para qué sirve?— Curioseó Milo.

— Ohm. Nada.
Sólo no le digas a nadie que viste mi rostro.

—¿ . . .Por qué?

— Sólo no lo digas.
Por favor.


— Claro.
. . . Oye. Voy a salir un rato de la cueva para,ya sabes; estirar las piernas,ver si ya bajó la marea y para darte algo de espacio, ¿ Si?


— Ohm. Si — Se hizo a un lado.

— Em. Puedes bajar cuando quieras — Milo dió un salto y se fue.


A Shaina le había sorprendido la manera de actuar del chico,pero aún así prefirió callarse y en su lugar; se dedicó a arreglarse.

Abajo Milo vió el resplandeciente sol ofreciendo intensos rayos que le calentaban el rostro y lo hacían sentir más nutrido.


—¡ Oye,Shaina! — Gritó Milo sosteniendo la reja — ¡ Ya bajó la marea! ¡ Y el día está hermoso!


Ella lo escuchó un poco a lo lejos  y sonrió.


—¡ Es una excelente noticia!— Respondió ella.


— ¡ Tienes que venir a ver esto!¡ Es hermoso!


—¡ Si, sólo dame un momento!


El caballero de Escorpio se acercó a la cueva y esperó a que la chica bajara de aquel lugar.


— Oye — Habló él y se recargó en la pared —¿ Crees que nos dejen salir pronto? Tengo hambre.


— Espero que sí. Yo también tengo hambre.


—¿ Sabes que me gustaría ahora?


—¿ Que?


— Una manzana — Sonrió.


— ¿ Te gustan mucho las manzanas, verdad?


— Si, así es.


— Eso es bueno — Ella estiró los brazos y cuando menos se dió cuenta; ya no tenía espacio para estirarse; por lo que cayó repentinamente de la cueva —¡ AAA!


Words to the windDonde viven las historias. Descúbrelo ahora