AmaliaLlevábamos 2 horas y 23 minutos sentados sin hacer el mínimo ruido, solo se escuchaba las manecillas del reloj sonando cada segundo, ruidos de cucharas y la chica que se negaba a comer, repitiendo continuamente el mismo monosílabo; no.
Todos estamos reunidos, y cuando alguno se niega a comer, o hacer algo que es obligatorio, todos debemos hacer lo que se llama hacer presión. Nos quedamos todos esperando a que ella se termine su plato, que debe comer en un orden estructurado y sin saltarse ningún paso, y todo aquello que te saltes conlleva una sanción.
Esto puede llegar a durar el día entero, pero si pasado el tiempo de ir a la cama, sigue sin probar bocado, no queda otra que metérselo a la fuerza.
Parece algo estricto y exagerado, pero estamos en un lugar en el cual es necesario, muchos de aquí tienen trastornos alimenticios de cualquier tipo, solo se puede comer lo que te sirven, ni más ni menos.
Algunas veces, o la gran mayoría, el hacer presión a alguien es agotador, es esperar a que se termine la comida o que termine de hacer cualquier actividad básica, todo está controlado con detalle.
Uno de los doctores que trabajan aquí como psicólogo entra en el comedor y se sienta en la mesa de aquella chica, no me suena haberla visto antes, por lo que debe ser nueva, y el doctor le habla en bajo para que solo ellos dos puedan escuchar.
—no, no, no no no no ¡NO!— la chica se levanta de su banco y tira la bandeja por el suelo, dejando al doctor pasmado por unos instantes y expectantes a todos los demás, se ha se agacha en el suelo y sigue repitiendo la misma palabra, mientras su psicólogo hace una seña a los guardias de la puerta y se acercan a ella con una jeringuilla, uno de ellos bate su comida con una batidora y la absorbe con el utensilio mientras el otro sujeta con fuerza a la chica que se revuelve en sus brazos intentando soltarse, todo el contenido se lo hacen tragar a la fuerza y por mucho que ella se niega, aquí su opinión y preferencias no importan.
—Podéis salir ya hacia los baños— el doctor desaloja el comedor y salimos todos de forma ordenada del lugar sin hacer el mínimo ruido.
—Pobre chica, lo bueno es que probablemente no quiera repetir la experiencia y no tengamos que presionarla nunca más.
Zandra, mi compañera aquí dentro, y lo más parecido a una amiga, se acerca por mi derecha mientras se muerde nerviosa las uñas. Es alta, cabello negro con las patillas decoloradas de un rojo intenso, solo que en mal estado, ya que no ha podido arreglarlo desde que entró aquí. Sus ojos son grandes y marrones y tiene grandes labios, es una de las chicas más guapas que he visto nunca, sin duda, y me encargo de decírselo todos los días que tengo el placer de verla.
—Vaya pero mira quien está aquí, la chica más guapa de toda Europa ohlala — la agarró de la muñeca y la doy una vuelta, ella esboza una pequeña sonrisa y yo se la devuelvo mientras esperamos en la cola del baño— ¿Que tal has dormido hoy?
—Mejor, me dieron pastillas para ayudarme a conciliar el sueño y me han ayudado bastante estas semanas, solo que ya sabes, no me gusta depender de las pastillas después de todo.
Zandra fue adicta al LSD (pastillas) y eso le trajo muchos problemas y consecuencias, hasta llegar aquí. Ella ha sido muy fuerte, superó todo aquello, se recuperó poco a poco. Según me contó, tuvieron que hacerle varias limpiezas de estómago en el periodo en el que consumía, lo llegaba a pasar verdaderamente mal, tenía alucinaciones de gran magnitud y paranoia, básicamente era como una esquizofrénica pero causado por el consumo de pastillas, por explicarlo más fácilmente.
—Bueno pero si eso te ayuda y no te hace ningún mal, hasta que seas capaz de hacerlo por ti misma, vas a necesitarlas. Se que te traen malos recuerdos pero si estas aquí consiguiendo todo esto, que te dice que no vayas a conseguir superar ese miedo también.
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Échalo a suerte
Teen FictionAmalia nunca ha conocido más allá del sufrimiento, el dolor y lo que se siente al perder a la gente que quiere, ya lo tenía más que integrado, estaba acostumbrada a sentir ese dolor y angustia a diario, para ella todo estaba perdido desde hacía much...