AmaliaSon las ocho de la mañana, mi noche no ha sido tan buena como esperaba que fuera, pero al menos, por lo poco que he dormido, ha sido cómodamente.
Nada más levantarme me puse mi sudadera nueva después de quitarle la etiqueta y quitarle con perfume de coco, el olor a tienda, no de ese que es agradable al olfato, sino de ese que se nota que cientas de personas lo han manoseado. Se que debería echarla a lavar y ponérmela cuando ya esté limpia, pero no puedo esperar, se ha convertido en mi sudadera favorita y me la acabo de estrenar.
Cuando fui a vestirme, tardé mucho tiempo para decidirme, pues toda mi ropa, ya no era de mi agrado y decidí quitar toda esa ropa ajustada que ya no tendría el valor de ponerme, no de momento. La coloqué en montones y, guardadas en una caja las dejé en lo alto de la estantería del garaje.
El único inconveniente de todo esto es que me había quedado con solamente camisetas viejas anchas, manchadas de pintura o con propaganda, sudaderas con frases cutres, y pantalones de chándal, también algún que otro vaquero largo, todos los cortos los había guardado sin pensarlo.—Mamá, ¿quieres que vayamos hoy al centro comercial?, necesito ropa nueva, y todavía tengo ahorros...
—¡Claro que quiero ir!, quiero decir, por supuesto, si quieres también podemos ir a merendar algo.
No podía quitar de su cara el asombro y la felicidad que le habían causado mis palabras, me alegraba verla sonreír, ella si que podía alegrarme el día.
El año pasado, ella siempre me insistía en ir juntas de compras o pasar tiempo juntas, pero estaba demasiado ocupada pasando tiempo con Ted, de fiesta con chicas que no podía llegar a considerar amigas o emborrachándome yo sola en un parque. Nunca llegué a darme cuenta de que algo tan simple podría significar tanto para mi madre, y ahora me siento mal, debería de haberle dicho esto hace mucho tiempo.
Ted y yo tenemos una relación algo extraña, es decir, no nos hemos acostado, el es gay y a mi no me atrae y mucho menos sabiendo su orientación sexual. Pasábamos mucho tiempo juntos, es mayor de edad y me compraba todo aquello que yo no podía, como el alcohol y sobre todo el tabaco. Empezamos a forjar un tipo de amistad rara, quedábamos a veces pero nunca llegamos a confiar el uno en el otro, se podría decir que es como mi camello de confianza, solo que el no es camello, solo me hace favores que yo le devuelvo enviándole instagrams de chicos guapos a los que yo sigo, y el está encantado con eso.
Cuando contacté con el, tenía demasiadas ganas de un cigarro, y se que después de todo este tiempo sin fumar, debería poder controlarme más fácilmente, pero en el psiquiátrico estaba muy controlada, y aquí tengo mucha más libertad, por lo que es mucho más difícil tener autocontrol.
He escuchado miles de veces las charlas en el instituto sobre lo malo que es fumar, o lo malo que es para los de mi alrededor que yo fume, pero la verdad es que me da igual, de algo hay que morirse. No es como si un vídeo puesto de forma obligada por un profesor que también fuma, fuera ha hacerme cambiar de opinión.
(...)
Después de un café y una galleta de chocolate blanco en Dyps, nos encaminamos camino a casa, con por lo menos cinco bolsas llenas de ropa, todas de diferentes tiendas, y pagado todo por mi. Tenía un pequeño vicio con comprar ropa, y hoy me he dado cuenta de que ese vicio ha desaparecido por completo, ha sido un horror tener que comprar ropa, que no me gustaba, puesto que todo lo que se vende ahora es ajustado y es lo ultimo que quiero llevar, solo quiero ir cómoda, pero era necesario invertir todo este tiempo en una búsqueda intensiva, porque sino tendría que ir siempre vestida de la misma manera.
Cuando llegamos a casa, una risa femenina inunda mis oídos y me giro extrañada a mamá, la cual no se ha inmutado en absoluto, como si estuviera acostumbrada.
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Échalo a suerte
Novela JuvenilAmalia nunca ha conocido más allá del sufrimiento, el dolor y lo que se siente al perder a la gente que quiere, ya lo tenía más que integrado, estaba acostumbrada a sentir ese dolor y angustia a diario, para ella todo estaba perdido desde hacía much...