1. Petrichor

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Capítulo 1. Petrichor

27 de abril, 2021

Mabel

Petricor, ¿nunca lo habéis oído? A mi se me hace una palabra fresca. Veréis, el petricor es el olor que se produce cuando llueve, ese olor a tierra mojada y a limpieza, que cada vez que mis fosas nasales se inundan de esa frescura siento que estoy en otro mundo. Es mi aroma favorito y tengo suerte de olerlo a menudo, diría yo, ya que donde vivo llueve bastante.

Clima océanico templado, nunca se me olvidan este tipo de palabras, supongo que tengo buena memoria. Como iba diciendo ese es el clima de Irlanda, mi hogar.

Últimamente le he estado dando muchas vueltas a algo. Llevo varios días soñando lo mismo, es como si tuviera una especie de vinculo con alguien o algo. Pero cada vez que me despierto no me acuerdo del sueño exactamente, solo tengo un vago recuerdo de algo oculto en la oscuridad. Y una extraña sensación al despertar.

———————

—Mabel, el desayuno está listo —gritó mi madre desde la cocina, causando que mi eyeliner se corriese.

—Ya bajo —respondí con pesadez. Genial, ahora tendría que repetirlo, ¿por qué me tiene que costar tanto hacerme una maldita raya negra?

Me miré al espejo, los mechones rojizos caían sobre mis hombros. Tenía el pelo bastante despeinado pero no tenía tiempo para arreglarlo.

Me disponía a salir con el último bocado, cuando me encontré a la Sra. Gladys en la entrada, se veía desesperada y con cara de amargura.

—Se puede saber qué quiere —pregunté irritada al ser ya la décima vez que venía en este mes.

—Me ha vuelto a desaparecer otro de mis libros —dijo la anciana con una cierta intención de culparme.

—Ya sabe que solo le cogí cinco libros, los cuales usted vino a llevarse, ni siquiera había terminado el último capítulo —dije frustrada y con una nota de dramatismo.

—Si no los cogieras sin... —no terminó porque la interrumpí.

—Los cogí prestados —remarqué la tercera palabra —se los iba a devolver.

Que mentirosa eres Mabel.

Ya estaba mi estúpida consciencia mareando.

—No me gustan las excusas, jovencita.

—A usted no le gusta nada —dije mientras cerraba de un portazo y me alejaba con prisas.

Las 7:40 se marcaban claramente en la pantalla de mi móvil. Mierda, llegaré tarde, y me toca con el Sr. Bobby, otra vez. Por dios, ¿cuántas clases tendré que soportar con ese estupido maestro?

Cada vez, la parada de tren estaba más cerca. El día era gris, y mi instinto me decía que iba a llover, y no sería una simple llovizna. Pero era de esperar, ya que aquí llueve a menudo, unas veces más, otras menos.

Una vez allí me senté a esperar a que llegara el tren. Había un chico esperando al tren. Se encontraba sentado a unos diez metros de mi. No estaba acostumbrada a ver a nadie cuando iba con retraso.

Me dispuse a entrar a mi vagón.

Observaba el triste paisaje mientras la música invadía mis sentidos, concretamente "Idfc" de Blackbear. Solo estábamos la música y yo, bueno también aquel chico, a estas horas el tren estaba desierto.

Unos instantes después de que terminara la canción ya mencionada, el chico bajo del tren y me di cuenta de que también era mi parada, ¿será que también asiste a mi instituto?

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