11. Zig zag

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Capítulo 11. Zig zag

Mabel

El Coronel Thompson fijó su vista en unos libros que habían al lado de los que yo sujetaba para poder observarlo; entré en pánico y los solté sin ningún cuidado.

En ese mismo instante una mano se posó en mi hombro derecho haciendo que pegara un respingo. Su aroma personal me rodeó, era una mezcla sutil de cigarrillos y menta.

—Veo que tu pasatiempo favorito es espiar a los demás —dijo él a la altura de mi oído en un tono apático y algo bajo, puesto que estábamos en la sección de biblioteca. Pude averiguar de quién procedía esa suave y arrastrada voz. Daryl.

Me di la vuelta y vi esos ojos verdes, cansados, fríos.

Esta vez no llevaba el uniforme de trabajo, supongo que su turno ya había acabado. Su ropa era casual, vestía de negro como siempre y vi que llevaba puesto un collar plateado que se asemejaba a unas cadenas y le daban un toque macarra.

—No estaba espiando a nadie —negué de mala gana.

—¿No sabes lo que es la intimidad? —frunció levemente el ceño.

—Me lo dices tú, que parece que me persigas a cada lugar que voy —respondí irritada. Nunca me había llevado mal con nadie, él debía ser la excepción.

—Tengo mejores cosas que hacer, que perder mi tiempo con una zanahoria —mi cara no se diferenció mucho de la de un asesino en serie.

—Eres insoportable —resoplé.

—Está en mi genética.

Di un pequeño repaso al lugar y no vi al Coronel, en cambio Daryl seguía delante de mis narices, por supuesto con su cara de palo.

—¿Te pagan para que me hagas de niñero? —esbozó una sonrisa falsa, eran las únicas que le había visto hacer.

—No lo suficiente para aguantarte, Mabel —dijo con su dichoso sarcasmo.

—¿Entonces que haces aquí? —le indiqué con mi mano que estaba frente a mí.

—Vaya, pensaba que era un lugar público en el que las personas podían venir a pasar un buen rato leyendo —miró de forma fugaz a algunas personas que se dedicaban a compartir su tiempo con algunos libros y yo seguí su mirada.

—Eres tan... —vacilé unos momentos, Daryl seguía mirándome con indiferencia mientras yo pensaba en un adjetivo que definiera lo que era ese engendro —Irritante —dije asqueada y me alejé a zancadas.

Cuando iba a salir giré un poco mi cabeza y miré de reojo al pasillo donde se encontraba el Coronel y, efectivamente, se había ido.
Daryl ojeaba algunos libros del estante en el que estábamos. ¿Cómo podía ser tan odioso?

Me adentré en la acogedora cafetería y localicé a Grace, ahí estaba, comiendo como una muerta de hambre, la muy glotona... ¡Había aprovechado para zamparse casi toda la tarta de zanahoria!

—¿No me vas a guardar ni un trozo? —le reproché mientras me sentaba a su lado.

—Pensé en dejarte una parte considerable —se defendió aún con la cara llena de migas y su boca ocupada por un pedazo de tarta —¿Dónde te habías metido, chica?

—Pues me he recorrido la biblioteca en busca de un buen libro pero nada, tendré que pedirle a Molly que traiga nuevas historias —Grace pareció convencida por mi respuesta y continuó comiendo.

Miré el reloj de mi padre, el cual lucía en mi muñeca tras haberlo recuperado; faltaban menos de veinte minutos para tener que acudir a la casa de mi vecina, el castigo seguía en pie.

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⏰ Última actualización: Nov 15, 2022 ⏰

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