Lágrimas x Y más x Lágrimas

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Killua lloraba en brazos de Leorio, el niño estaba destrozado, su hermano estaba desaparecido y él  se sentía responsable ¿Por qué no se había inscrito en ese club de magia? ¿Era su culpa por dejarlo solo? Veía a su padre preocupado, su madre lloraba en la habitación y los policías entraban y salían de su casa, revisando todo, invadiendo el lugar.

- Vamos cariño tranquilo, tu hermano va a aprecer, confía en mí.  Ya sabes como es Gon, seguramente se perdió camino a casa, pero ya está por regresar - decía Leorio a su hijo

- Gon lleva dos días perdido, papá ¿Por qué raptaron a mi hermano? ¿Y si no aparece nunca más? -

- Va a aparecer, te lo juro -

El hombre lo abrazó con fuerza, llevaba dos días sin dormir, la angustia de no saber dónde estaba uno de sus hijos, ver a su esposo en un mar de lágrimas y a Killua culpándose lo tenían al borde del colapso. Pero debía ser fuerte. Debía hacerlo por su familia.

Una vez que Killua estaba más calmado, soltó al niño y le sonrió.

- ¿Quieres un chocorrobot? -

- No, papá.  Voy a alimentar al camaleón de Gon -

Leorio suspiró cansado cuando el niño fue hasta la habitación de su hermano. Puso a hervir agua para preparar un té de hierbas, cuando este estuvo listo, pasó por la habitación de Gon, le dolió el pecho al no ver a su hijo allí,  pasó por la habitación de Killua y lo vio ya dormido, sus mejillas aún tenían indicios de las lágrimas derramadas, lo arropó y fue hasta su habitación. Kurapika lloraba abrazado a la almohada, el rubio no había parado de llorar desde que su hijo había desaparecido, despreocupándose de su salud.

- Pika, amor - dice Leorio acariciando los cabellos rubios de su esposo - Te traje un té de hierbas, te va a hacer bien -

- No lo quiero - respondió el hombre ocultando más su rostro en esa almohada

- No has comido nada en dos días, debes alimentarte o al menos tomar algo, recuerda que estás embarazado -

- No puedo, no puedo sentarme a comer como si nada cuando mi hijo está quizás dónde, con quién sabe que personas, a lo mejor está pasando hambre,  frío o lo han golpeado -

- No lo van a lastimar - dice Leorio

- ¡Cómo lo sabes! - grita entre llantos el Kuruta

- Los detectives dicen que lo más seguro es que los secuestradores se contactarán con nosotros para pedir el rescate -

- ¿Y si no es por dinero? -

- Pika ¿Por qué más seria? Gon es un niño, no le ha hecho mal a nadie -

- ¿Y nosotros? -

- Yo no le he hecho nada malo a nadie y tú tampoco -

- ¿No? ¿Estas seguro? - dijo el rubio con sus ojos de un color escarlata

Leorio se puso nervioso, por mucho que él  dijera que nunca lastimó a nadie,  era imposible,  tenía treinta y cuatro años, más de uno se había sentido herido por él,  pero de allí  a querer vengarse raptando a uno de sus hijos, era demasiado.

- ¿Crees que es mi culpa? - dice serio Leorio

- No sé que pensar - dice el rubio

Leorio lo miró con tristeza,  su hijo estaba lejos de él, veía el dolor en los que amaba y ahora su esposo, ese hombre que amaba con cada fibra de su ser, desconfiaba de su integridad.  Kurapika al verlo así  soltó la almohada y se abrazó de su esposo.

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora