Pasado x presente x futuro

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Kurapika miraba ese techo negro, su vista estaba borrosa por las lágrimas que se agolpaban en esos ojos color escarlata, por la rabia, porque tenía rabia consigo mismo, que había hecho. Estaba desnudo en la cama de un hombre que no era su esposo, que no era el padre de sus hijos, le dolía el vientre, le dolía el corazón. Se incorporó lo más rápido posible, tenía unas ganas locas de vomitar, llego guiado por su instinto al baño y vació su estómago, sin poder detener su llanto. Cuando únicamente devolvía bilis, se metió bajo la helada agua de la ducha, no se atrevió a abrir el agua caliente, no se merecía eso, Leorio siempre le preparaba un baño caliente después de haberse ensuciado juntos, el hombre siempre, lo mimaba bajo la ducha, siempre lo arropaba en esas mullidas toallas blancas, para luego secar su cabello acariciando esas hebras doradas y diciéndole lo mucho que lo amaba.

Salió del baño temblando de frio, tomó su ropa y comenzó a vestirse, no supo en qué momento el adivino se acercó a él y lo abrazó por la espalda.

- No te vayas, vuelve a la cama conmigo -

- No, amo a Leorio, cargo a su hijo en mi vientre - dice Kurapika soltando lágrimas nuevamente

- ¿Estás seguro que aún lo amas? -

- ¡Claro que lo amo! -

- Amas a un hombre que te engaña con su colega del hospital -

- Lo amo, esto fue un error -

- ¡No! El error es volver con un hombre como él, Kurapika, tú mereces algo mejor, él no te cuida, él te engaña -

- Yo también lo acabo de hacer - dice el rubio

- Entonces, tu matrimonio ya está acabado -

Kurapika salió corriendo del lugar, llevaba sus zapatos en la mano, y su chaqueta, llegó hasta su auto, abrió con torpeza y una vez dentro cubrió su rostro con sus manos. ¿Qué había hecho? ¿Por qué lo había hecho? Que pasaba por su cabeza, cuando se dejó llevar por ese hombre. No podía volver a casa así, por lo que se dirigió a un hotel, esperaría hasta que amaneciera para volver a casa.

A la mañana siguiente cuando llegó a su casa Leorio lo miró lleno de molestia, pero esta vez el rubio bajo la cabeza y camino hasta su habitación.

- Killua te escucho - dice el hombre

- No entiendo que me estás diciendo -

- Preguntó si son íbamos a divorciar - dice el hombre mirando a su esposo molesto - Lloró mucho, por tu culpa mi hijo sufrió -

- Lo lamento, yo no quise decir eso -

- ¡Pero lo hiciste! ¿Dónde dormiste anoche? -

- Estoy cansado, hablaremos luego - responde el rubio y se mete a la habitación dejando la puerta cerrada -

Kurapika estuvo varias horas en la habitación, aunque no pudo dormir nada, cada vez que cerraba sus ojos, recordaba lo que había hecho y dolía, dolía mucho.

Se levanto a la hora del almuerzo, en esos momentos Leorio no estaba en casa, los únicos en casa eran Killua y Senritsu, quienes almorzaban tranquilamente en la cocina o al menos la mujer, porque el chico sólo movía la comida sin probar bocado.

- No juegues con la comida - dice Kurapika en un tono dulce que sólo usaba con sus hijos.

El niño no dijo nada y simplemente se puso de pie y salió del comedor, dejando a su mamá el silencio y con la cabeza gacha.

- Esta noche me voy - dice Sinritsu

- Pero ¿Por qué? - dice el rubio

- Ya lo olvidaste -

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora