¡Hey, hey, hey!
Sí, soy yo otra vez uwu si lo lees, te explico la diferencia, aunque por el título ya te haces una idea de seguro...
Créditos de la imagen: @snowlattes en Twitter
𝙴𝙽 𝙿𝚁𝙾𝙲𝙴𝚂𝙾: 01/2021
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— ¿Podemos estudiar en tu casa, Yami-chan? — Anda, Yami~ — De acuerdo, de acuerdo. Pueden venir hoy mismo.
Las dos chicas saltaron alegres y sonrieron en dirección a su amiga, dándole leves empujones para animarla un poco más.
— Lo siento —dijo Yami al chocar contra alguien. — Ah no te preocupes.
La pelirroja alzó la vista y sus ojos se abrieron a más no poder.
— ¿Hanagaki-san? — A-Ah Ya-Ya-Yami... — ¿Manjirō está contigo?
Las otras dos chicas se escondieron detrás de la más alta, aquel muchacho de ropa negra no les generaba confianza.
— N-No, él... — Takemicchi... Oh, Yami.
Takemichi fue lanzado hacia un lado por la joven, quien a paso firme se dirigió a la altura del rubio de trenza.
Yami lo observó expectante hasta que él se hizo a un lado, ya resignado.
— ¿Seguirás con él pese a lo que veas? — Tal vez.
Draken se colocó al lado de Hanagaki y lo miró algo preocupado.
Jamás imaginaron que la novia de su líder cruzaría una de las zonas que ellos solían frecuentar para arreglar "asuntos", puesto que la escuela de la muchacha quedaba lejos de allí.
— ¿Manjin?
El rubio detuvo sus acciones y giró su cabeza exaltado al escuchar aquella voz que lo obligaba a bajar sus revoluciones.
— ¿Qué dia-? — Ya no me meteré más con su mujer, pero déjeme ir, Mikey. No apareceré más frente a ella o a Touman, por favor. — ¿Quién es él? —preguntó Yami acercándose un poco más.
La joven no pudo recibir respuesta, puesto que el agredido se soltó de las manos de Sano y corrió fuera del callejón. Sin embargo, Yami lo reconoció.
Era el chico de tercer año que intentó propasarse con ella.
Sus ojos se desviaron a la mirada perdida de su pareja y se acercó a él en silencio mientras sacaba algo de su bolsillo.
— ¿Esto era lo que no me querías contar, Mikey? — Da igual, ya lo sabes. Puedes irte si deseas, Yamin.
La pelirroja rió y tomó asiento a un lado del mayor, colocando el pañuelo sobre la mano de Sano para comenzar a quitar los rastros de sangre.
Una vez terminó su trabajo, apoyó su cabeza sobre el hombro del chico, soltando una risita.
— Lo sabía desde que comenzamos a salir. — ¿Cómo? — Ken-san es realmente débil cuando nota que voy a llorar.
Mikey negó y cerró los ojos, dejándose llevar por el aroma a manzanilla que desprendía el cabello de su novia. Ella sonrió y entrelazó su mano con la lastimada de Manjirō, sintiendo el brazo libre del mayor pasar por su cintura.
— Lleguemos a casa y durmamos un rato. — ¿A casa? Es tu casa, Manjin. — Cierto, en la tuya no se puede porque tu madre me odia. — Mi mamá no te odia. — Ella ya sabía que yo era el líder de una pandilla.
Yami rió y se puso de pie, ayudando a su pareja a hacer lo mismo. Él se sacudió la ropa y abrazó a la menor para caminar colgado de ella.
— Vamos a tu casa, sé que tu madre no está —murmuró Mikey con la voz apagada. — Estudiaré con mis amigas. — Puedo dormir a tu lado mientras — Lleva a Ken-san y Hanagaki-san si quieres.
Manjirō asintió y se paró erguido para depositar un beso en el cuello de la pelirroja, logrando que las mejillas de esta se encendieran e intentara alejarlo.
