1. Fiebre

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Tomé mi lápiz alegremente, para volver a colocarlo dentro de mi cartuchera. Al momento de girarme, de un codazo, hice que todos mis útiles acabaran regados por el suelo.

Me quedé estática mirando el desastre durante algunos segundos con la constante risa proveniente de Alya a mi costado.

Tras el ruido, varias personas voltearon a verme. Incluído Adrien.

Él observó confundido el desastre, para proceder a agacharse con el fin de ayudarme. Me dirigió una mirada algo divertida por lo que había pasado, y eso fue suficiente para volver algo rosadas mis mejillas.

Me coloqué de cuclillas frente a él con el fin de recoger mi reguero.

Adrien toma mi cartuchera entre sus manos para colocar lo que había juntado dentro de esta. Tras acabar la acción, me extiende la misma intentando que hiciera lo mismo que él.

Intentando no rozar con sus manos, guardé mis útiles en la cartuchera. Acabando, Adrien; tras cerrar mi cierre, me devolvió los útiles regalándome una sonrisa con esos perfectos labios candorosos. Él se llevó su mochila al hombro y salió del aula de clases después de despedirme con la mano.

Dejé soltar un largo suspiro lleno de ilusión mientras miraba la puerta ya cerrada.

Oh, se veía tan puro.

Una voz anodina a mi izquierda me despierta de mi sueño lúcido como si se tratase de un pinchazo.

—Vamos niña, Nino debe de estar esperándome afuera— me exige Alya extendiéndome mi mochila.

Trastabillando la tomo y la coloco sobre mi hombro para comenzar a seguirle el paso a Alya.

Justo después de cruzar el gran portal que daba a la salida de la escuela. Mi amiga, algo más seria que de costumbre, se detiene en seco frente a mí acompañada de una expresión apacible.

—Acabas de terminar, o no sé qué rayos tenías con Luka, no puedes estar babeando por Adrien como de costumbre. Tienes que tener autocontrol, Marinette— me reprocha Alya observándome con lástima.

Bajé un poco la cabeza. Moviendo mi pie fingí patear el polvo, mientras mis manos colgando a mis costados se tambaleaban.

—Lo siento, estoy hecha un lío— suelto en un bufido para proceder a levantar la cabeza dirigiéndole una sonrisa algo forzada a mi mejor amiga.

Ella revuelve mi cabello con su mano despeinándome. Yo simplemente suelto una risa después de no habérmelo esperado.

—¿Nos vamos linda?— le pregunta Nino voceándole a Alya un poco más adelante. Él sostenía su mochila al frente con notable felicidad en su rostro.

Alya se gira para extenderle un pulgar arriba a Nino, acción que hizo que una sonrisa se formara en su cara. Ella volvió a concentrar su mirada en mí más alegre.

Vaya par de enamorados.

—Nos vemos, Mari. Libera un poco tu cabeza hoy, ve al cine o algo, ¿Sí?— me despide Alya, sincera, para proceder a caminar en dirección a su novio.

Continué caminando unos metros. Hasta que alguien, inesperadamente, detuvo mi paso antes de lograr bajar por completo las escaleras.

—¿Tu horario para hoy está despejado?— pregunta sorpresivamente Kagami con su misma expresión hierática de siempre. Se mantenía parada frente a mí con su característica postura perfecta debido a tantos años de deportes de disciplina.

—S-sí, supongo— le contesté algo extrañada por la propuesta. No era común ver a Kagami en situaciones como estas, sobre todo por su complicado horario.

Quisiera tener algo contigo (Cancelado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora