3. Disculpas

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—¡Claro Tikki!— exclamé mientras dejé de caminar de lado a lado para pararme en seco —Voy a su casa, le dejo las galletas, ella me perdona y yo...

—¿Y tú...?— imitó Tikki.

Lo pensé un momento para abrir los ojos de par en par por mi desconocimiento.

—¡No lo sé!, ¿Qué sigue, Tikki? ¡Oh Dios mío! ¡¿Qué sigue?!— me exalté para retomar mi caminata de un lado a otro.

—Respira, Mari. Ante todo, ¿Qué es lo que tú quieres?— preguntó mi kwami serenamente sobrevolando hasta acomodarse en el bolsillo de mi chaqueta.

Silencio.

—¡Esto es un desastre!— grité para llevar mis dedos hacia mi cabello.

Tikki suspiró —Piensa, si ella estuviera justo enfrente de ti en este momento, ¿Qué dirías?

Miré hacia la nada imaginándome la presencia de Kagami en mi habitación.

—¿Te gustan las galletas?— pregunté coqueta mientras extendía mi mano hacia la nada.

—¡Muy bien!— dijo Tikki sarcástica —Detente ahí, mejor yo actuaré como lo haría Kagami.

Tikki se coloca frente a mí y me observa con una expresión de pura seriedad, para darme la espalda de repente.

—¿Has tomado una decisión?— actuó Tikki volteando para verme a la cara.

—S-sí, te hice unas galletas— extendí mis manos vacías mientras agachaba la cabeza hacia un costado.

—Marinette, no puedes sacar eso como tema de conversación— me regañó —¿Sabes qué? Prepararemos la charla en el trayecto.

—P-pero, no podremos preparar nada en el trayecto, porque... no sé cual es— dije un poco apenada inclinando mi torso hacia adelanta y dejando caer mis brazos.

—Está bien...— contestó sobrevolando mi alrededor —Yo conozco a alguien que podría saberlo— insinúa Tikki con una sonrisa pícara.

Oh, no, él no.

Bien, no es tan difícil.

Dirigí mi mano hacia mi bolsillo para buscar mi teléfono. Lo encendí con mi derecha para con su contraria buscar el contacto.

“Adrien”.

Miré a Tikki en pánico. Ella simplemente presionó la pantalla y me llevó instantáneamente a la zona de mensajería.

No, no hay manera de que yo haga esto. Pero... si no lo hago, ¿Qué sigue?, ¿Preguntarle a Kagami? ¡Por supuesto que no!, eso nos perturbaría a ambas.

Desplegué el teclado para comenzar a escribirle a Adrien con muchas dudas.

¿Qué le pongo?

Comencé a teclear lo primero que se me vino a la mente.

“¡Heyyyy!, ¿Me pasas la dirección de Kagami? Tengo algo que darl-”

No, no hay forma de que le escriba algo así.

Lo borré de inmediato.

Bien, aquí voy.

“Disculpa, Adrien. Tengo un pequeño recado para Kagami pero en realidad desconozco su dirección y preguntarle no sería prudente por razones personales. Sólo me preguntaba si tú conocías su domicilio. Gracias :)”

Muy formal, pero no tengo algo mejor.

—Bien, Tikki, algo es algo— y presioné «enviar».

Quisiera tener algo contigo (Cancelado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora