Fracaso

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Su vista vuelve en parches, mueve sus ojos de un lado a otro, se siente como flotando sobre agua, sobre agua con olor a sangre. Su corazón late tan rápido que puede asegurar que saldrá de su pecho y aún así, sus pensamientos van en cámara lenta, pareciera que su cabeza está llena con melaza que no lo deja pensar correctamente, porque su entorno lo percibe a miles de kilómetros.

Ve dos sombras moviéndose, peleando, pero requiere más de un intento recordar lo que pasa ahí. La guardia, las trampas, sabía que no debía entrar como estaba, debilitado, pero ver el imponente templo tan conservado, era demasiado bueno para dejarlo pasar. Y entonces, el rinnegan dolió de repente y en un mal paso estaba tirado en el suelo, fue ahí cuando su enemigo decidió salir, tan enorme, no hubiera sido problema si su pierna no se hubiera partido en dos por la trampa y su cuerpo no lo hubiera molestado con viejos dolores.

Y al final, lo último que fue capaz de captar con claridad fue la mano enorme del guardián y el sonido de su cabeza estrellándose contra la pared rocosa.

Es ahora sino, tras hacer memoria que se da cuenta, que sí está flotando en algo, en la sangre que emanan sus propias heridas, sale a chorros desde su pierna fracturada a través de los lugares donde su hueso está expuesto, y de su cabeza, fluye como una cascada uniforme corriendo sobre su frente. No sabe si esa sangre que cae en su cara es la que le nubla los ojos o en sí, la falta de ésta, aún así intenta parpadear un poco para aclarar su vista, pero no sirve de nada, todo continúa borroso.

Oye que alguien grita su nombre, es una de las dos figuras pero le es imposible decir cuál, incluso si sabe que una de ellas es el guardián, lo único que puede hacer es tratar de apartar el pitido constante que zumba en sus oídos, para intentar reconocer la voz de quién lo llama, pero su estado lo distrae demasiado.

Mientras más está consciente de su cuerpo y sus sentidos vuelven a él, más doloroso se pone todo, hasta un punto abrumador, cada leve movimiento, cada respiración, cada estruendo de la pelea, duelen como si lo golpearan directamente, y él no puede hacer nada, más que quedarse en su lugar en el piso, haciendo muecas y soltando palabras inteligibles.

Ya sin opciones y con el dolor a tope comienza a pensar para distraerse de la agonía, piensa en su Sarada, en Itachi, en el cariño que les tiene, piensa en Boruto y las tantas cosas que aún no le ha enseñado, piensa en Kakashi, en que nunca pudo agradecerle por todo y como siempre, termina pensando en ellos. En Sakura y en Naruto; en las disculpas que nunca pidió y en las cosas que no se atrevió a decirles.

Por un momento un reproche fugaz pasa por su mente, sientes que vas a morir ¿no es así? Es por eso que piensas en ellos. Él lo ignora, aunque sabe que su subconsciente tiene razón.

No tiene idea de si va a morir aquí, pero si acaso lo hiciera, sí fuera aquí el lugar donde su vida se extinga, parece algo sumamente patético, asesinado por un guardián programado luego de un accidente estúpido, morir por su propia imprudencia, no es que sea nuevo, su impulsividad causándole problemas gigantes, pero... uno pensaría que aprendería la lección luego de tantas pérdidas evitables.

Hay un estallido particularmente fuerte que lo regresa a la realidad de forma repentina y dolorosa, con mucho esfuerzo gira la cabeza a un lado para alcanzar a ver mejor y se encuentra con la inmensa sombra del guardián tirado, la pelea se había acercado más y más a él en medio de sus divagaciones y ni siquiera lo había notado. Ahora que ya no está tan lejos distingue a la otra silueta, es naranja o amarilla y mucho más pequeña de lo que era su enemigo.

El hombre amarillo se aproxima a su cuerpo, y él siente al mundo sacudirse, el dolor que no lo dejó nunca, se incrementa hasta que le sangran los oídos, los ojos, la nariz y la boca. Todo comienza a apagarse rápidamente, no quiere quedarse dormido, sabe que sí lo hace tal vez ya no despierte nunca.

Mas, la inconsciencia, e incluso la misma muerte, parecen tan tentadoras. Su hija se pondría muy triste, su mejor amigo también, pero al menos por una vez no sería él quien tuviera que sufrir la tragedia. Con este pensamiento, su párpados ceden y caen sobre sus ojos con lentitud.

Hola :3, perdón por no actualizar, bla bla bla, no esperen los próximos capítulos tengo la historia hecha un desastre y primero debo acomodarla.

-Ai

Un poco difícilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora