Nada que ver

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Una semana había pasado y Vegeta tomó la presidencia de la empresa Ouji, ya se había fijado una rutina, se levantaba a las 5, hacía dos horas de ejercicio, se bañaba, desayunaba y salía a trabajar, por las tardes comía en algún restaurante y regresaba a su oficina, salía a las 8 de la noche y llegaba a su casa.

Su padre había decidido dejar la presidencia, decía que ya había trabajado suficiente y extrañaba a su mujer, quien había fallecido cuando Vegeta entró a la universidad. Intentó ser fuerte para no dejar caer la empresa y sin el apoyo de su esposa y la presencia de su hijo tenía que serlo, cuando Vegeta llegó dijo que se retiraría a guardarle luto a su esposa y descansar un par de años, sabía que la empresa quedaría en perfectas manos y que si había un problema su hijo lo sabría resolver, así que tomando Vegeta la presidencia, él se fue de viaje.

-Vegeta, ¿puedo pasar?- se escuchó detrás de la puerta.

-Sabes que sí. Pasa.-

-Siento interrumpir.- Milk se acercó tímida. –Tienes correspondencia.- le abordaron varios sobres, él los tomó y empezó a pasar uno sin darles tanta importancia, hasta que lo vio. Ella lo miraba expectante, vio cómo sonrió cuando llegó a un sobre en especial. –¿Buenas noticias?- lo interrumpió.

-Eso espero...- iba a abrir el sobre pero levantó la mirada, ella lo miró. –Milk, ¿te molesto con una taza de café por favor?-

-Oh si, claro, en un momento te la traigo.- salió de ahí, no sin notar que Vegeta tomó aquella carta, la olfateó y sonrió. –"maldición"- pensó Milk.

Entró en la cocina pisando fuerte. -¿Y ahora que tienes?-

-Nada abuela, Vegeta quiere un café.-

-Si no tienes nada entonces ¿por qué estás molesta?- preguntó Baba mientras tomaba la cafetera y servía una taza.

-No estoy molesta abuela, es que... fue muy raro.- se le quedó mirando a Baba, como no obtuvo más preguntas prosiguió. –Es que le llevé la correspondencia al despacho y entre las cartas había una... miró todas pero esa en especial captó toda su atención abuela. Solo esa carta... ¿no te parece extraño?-

-Deja de hacerte ideas Milk, es obvio, puede ser algo de trabajo... toma- le entregó la taza. –Llévale el café, y no hagas comentarios tontos.- Milk tomó la taza y con una mueca se separaron.

-Vegeta...- tocó la puerta. 

-Pasa.- ella entró y notó que estaba en una llamada, pero no estaba sentado, estaba caminando de un lado a otro. Puso la taza en el escritorio mientras Vegeta se paraba en frente del ventanal y continuaba hablando. –Si, por supuesto, todo listo estará.- Vegeta miró a sus espaldas y ella estaba aún ahí, volvió a la ventana. –Bien, entonces prepararé un itinerario y te lo mando a tu correo, ¿de acuerdo?... excelente, entonces te llamo después.- Vegeta sonreía cuando terminó la llamada. –Milk.- la miró de arriba abajo. –Mañana te irás a comprar ropa nueva.- Milk abrió sus enormes ojos negros y no hizo mas nada que aceptar la orden de Vegeta.

-¡Ropa nueva abuela!, ¿puedes creerlo?- Caminaba y gritaba emocionada Milk, ya llevaban cerca de tres horas en el centro comercial.

-Milk, estoy cansada hija, además ya llevas mucha ropa y zapatos, el pobre de Nappa debe estar desesperado.-

-Solo algo más abuela, me quedan dos mil zenis.-

-¿Y si mejor ahorras ese dinero para ir de compras después?, faltan 10 días para el pago de sueldo y podrías comprar más cosas en otros lugares querida.- se quejaba Uranai.

-Está bien abuela, quería comprar algo también para ti...-

-Oh no hija, yo no necesito tantas cosas, me gusta lo que tengo y por ahora estoy bien.- Milk sonrió.

-Está bien abuela, vayamos a casa, hay que preparar la cena para cuando llegue Vegeta.- tomó las bolsas y regresaron a casa. Milk estaba tan feliz que preparó una cena especial para Vegeta, después se duchó y se puso algo de lo que había comprado. Cuando Vegeta llegó Uranai sirvió a la cena y Milk con toda la intención de captar la atención de su jefe le llevó un postre especial.

-Gracias Milk.- dijo Vegeta, ella se quedó parada a la derecha mientras Vegeta degustaba el postre de zarzamora. -¿Sucede algo?-.

Ella sonrió nerviosa. -¿te gustó la cena?-

-Por supuesto, el salmón quedó delicioso, la ensalada estaba fresca y éste postre es sublime.- ella lo miró emocionada y se acomodó la falda, fue entonces que Vegeta la miró con más atención. –Milk, esa es... ¿tu ropa nueva?-

Ella se emocionó al ver que Vegeta lo había notado. –¡Si!, ¿te gusta?- él la miró detenidamente, Milk vestía una blusa amarilla mostaza de manga larga y cuello de holán con botones al frente, metida en la falda beige que le tapaba hasta unos centímetros arriba de los tobillos para luego mirar que debajo traía unas mallas ajustadas en color blanco y remataba con unos flats negros, volvió rápidamente a la cara de Milk, sin maquillaje, con sus típicas mejillas pellizcadas y su cabello recogido en una cola de caballo baja con flequillo y algunos cabellos sueltos delante de sus orejas.

Vegeta abrió los ojos. –Claro... "Por Kamisama, pero qué mier..."- pensaba. –Milk, muchas gracias por la cena, todo estuvo delicioso, cocinas incluso mejor que tu padre...- quería llenarla de cumplidos también por su vestimenta pero era imposible, así que remató –Serías una excelente esposa...- ella se sonrojó inmediatamente y se tapó las mejillas con sus manos.

-¡Oh Vegeta!, es el cumplido más lindo que he escuchado.-

-Solo digo la verdad, gracias por todo Milk, ya puedes retirarte a descansar.- él se puso de pie, tomó lo que quedó de postre y se dirigió a su habitación, no sin antes desearle las noches buenas a su ayudante. Cuando llegó a su habitación dejó el postre en una mesita y se dirigió a la ventana. –Nada que ver...- dijo en voz baja. Luego se fue a dormir. Sin más pasaron algunas semanas.

PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora