La niebla cubría gran parte del cerro de la ciudad. No era un día típico, estaba nublado, había niebla y hacían unos 8°C -lo cuál era mucho frío para el calor que hacía allí.
- ¿Y quieres que nos veamos mañana? -preguntó Augusto mientras volvía a su casa.
Iban caminando Clara y él en la misma dirección, ella pasaba por la casa de Augusto para poder llegar a la de su madre, mejor dicho abuela.
- ¿Vernos? -preguntó Clara un poco tímida.
- Sí -exclamó -Sería divertido, vamos ¿Qué pierdes?
- No sé -dijo insegura.
- Ay, vamos. Mañana a las 6 en la plaza, y de ahí veremos a donde ir -afirmó divertido.
- Bueno -bufó -Pero yo no pienso volverme sola a mi casa de noche.
Clara tenía sus brazos cruzados mientras caminaba. Tenía un buzo tejido de hilo color fucsia, unos jeans sueltos y unos borsegos marrones, y de uno de sus brazos colgaba su bolso rosa.
- Yo te acompaño, déjate de molestar.
- Bien.
Caminaron una cuadra más y llegaron a la casa de Augusto, pero este siguió caminando.
- ¿Qué estás haciendo? Acabas de pasar tu casa -lo reprochó Clara.
- Te acompaño a la tuya -respondió sonriendo.
El verde de los ojos de Augusto resaltaba con la niebla. Y su sonrisa se tapaba un poco por la bufanda negra que llevaba puesta. Un buzo gris oscuro, casi negro, acompañaba a la bufanda, y unos vaqueros oscuros acompañaban a sus zapatillas.
Continuaron un par de cuadras más, riendo y hablando, hasta llegar a lo de Clara.
- Nos vemos mañana -dijo Augusto con tono burlón y acercándose a Clara para besar su mejilla.
- Nos vemos mañana -respondió ella igual que él.
Se despidió a lo lejos con la mano mientras entraba dentro de su casa.
Él se quedó viéndola por detrás un rato. Era tan diferente física y mentalmente a las otras chicas. Era estudiosa y responsable, pero divertida y amigable. Tenía un toque de chica tímida pero también era algo alocada. Tenía unos ojos hermosos que adornaban su adorable cara. Era una chica bastante linda, atractiva, según el punto de vista de Augusto. No era una chica con cuerpo pequeño y envidiable, pero era diferente, y eso le gustaba.
Él no entendía por qué Clara no tenía amigos, su única amiga, por decirle amiga, era Alina, pero ninguno de sus compañeros estaba con ella.
En ese momento se dio cuenta que en estos meses que estaba en la escuela no había hecho otro amigo más que Clara, estaba solo al igual que ella.
Y se pasó toda la tarde de ese día pensando en que si no fuera por Clara, él estaría solo en la escuela.
Su celular vibró en su mesa de luz sacándolo de sus pensamientos. Un mensaje de difusión que decía que hoy había una fiesta en la casa de un compañero. Sus compañeros de salón hacían todos los viernes fiestas, y todos estaban invitados siempre, pero Augusto nunca había ido a una.
Aquel día iba a cambiar eso, iría a esa fiesta y haría amigos, como en sus viejos tiempos.
***
Rondaban las ocho de la noche cuando el celular de Clara comenzó a sonar.
- ¿Hola? -dijo al teléfono.
- Estoy afuera de tu casa, estoy esperando que me abras -se escuchó la voz de Alina y dicho eso finalizó la llamada.
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El lado bueno
RomanceYa nada podía mejorar su mundo, creía que todo había caído, hasta que llegó él. Parecía el chico perfecto, el que arreglaría su mundo, pero lo terminó empeorando. Él creía que su vida con ella lo ayudaría a olvidar su pasado, que ese amor sería para...