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"... Pero mi corazón terco

a pesar de mis quejas,

siempre te guardó en el

mismo lugar secreto..."

Pov San

Aquel sábado, llegamos a casa de Yuta temprano por la mañana para preparar la barbacoa que haríamos por mi cumpleaños.

En realidad solo seriamos nosotros y los amigos de Wooyoung.

En un principio querían viajar a alguna playa, pero ante el aumento del número de secuestros decidimos quedarnos en la seguridad de la casa.

Yuta les había prometido a los chicos que les enseñaría a disparar.

Preparó unos cuantos blancos a diferentes distancias y alturas, dividiéndolos en dos equipos para que ambos podamos enseñarles.

En mi equipo estaban Woo, Yeo y Jaemin.

En el de otro WinWin y Taeyong.

Las caras de asombro no se hicieron esperar cuando sacamos las pistolas y les hicimos una demostración.

Wooyoung daba saltitos con Yeosang chocando las palmas de las manos emocionados y Jaemin, más tranquilo que los otros, los miraba riendo.

Toda la cara de felicidad se les borró cuando Yuta les entregó las respectivas pistolas.

El primero de los míos en disparar fue Wooyoung, quien falló exageradamente.

Me coloqué detrás sujetándole el brazo en la posicion correcta.

Se giró murmurándome: -si me respiras en el cuello me distraes-.

-Concéntrate, Wooyoung- le ordené al oído.

-Como voy a concentrarme si me has dado una pistola de agua- dijo haciendo un enorme puchero en los labios que yo besé con dulzura, antes los ojos incrédulos de Taeyong, quien arrugó el entrecejo e hizo una mueca de fastidio.

-Todo lo que tengas a tu alcance puede convertirse en un arma, solo has de encontrar la manera-. Solté quitándole la pistola de las manos y en un segundo derribé todos los blancos con absoluta precisión.

Un par de horas pasamos entretenidos disparando y riendo ante la falta total de puntería de los chicos.

Yuta y yo nos fuimos a preparar la carne para asar mientras ellos jugaban en la piscina.

Cerveza en mano, nos reíamos recordando viejos tiempos de cuando éramos soldados y hasta de cuando estábamos viviendo en Irak.

Wooyoung se acercó de repente abrazándome por detrás.

-¿Todo bien, peque?- le pregunté dándole un beso lleno de ternura.

-Si, solo quería darte algo, pero me da vergüenza... no sé si te gustara. Aclaró abultando los labios.

Yo sonreí al ver aquel gesto tan tierno y acuné su rostro con mis manos.

-Sea lo que sea me gustara porque viene de ti- le dije animándolo a entregarme la cajita que traía entre las manos.

Al abrirla me quedé helado.

Era una bonita cadena con un colgante de una letra W y una S entrelazadas dentro de un corazón, todo de oro rosado.

-Yo la diseñe y la mandé a hacer con mis ahorros- soltó avergonzado mirándome con pena.

-Es precioso, de verdad, me encanta, gracias- susurré sobre sus labios mientras le daba un beso de aquellos profundos y llenos de sentimientos.

My Cold Revenge Woosan  SanwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora