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"...Extraño tu sonrisa.

Extraño nuestras conversaciones.

Extraño tu mirada, tus caricias, tus abrazos.

Extraño el olor de tu perfume.

Extraño tus "Te quiero".

Extraño tus mensajes, tus caprichos.

Extraño el tiempo que pasábamos juntos.

Extraño él nosotros.

Extraño lo que solíamos ser.

Extraño todo de ti, Todo..."

Pov San

Paré un taxi justo en la carretera donde estaba el puente sur.

Busqué en mi teléfono los datos y la dirección del abogado de la familia Jung.

Media hora más tarde estaba delante de la residencia de Park.

Llamé al timbre y nadie me atendió, así que di la vuelta a la casa para colarme por la parte trasera.

Al saltar por la valla, se escuchaba el sonido de una televisión encendida.

Cuando rodeé el jardín, me sorprendí al encontrar el cuerpo de Seonghwa flotando sin cabeza en la piscina.

Alguién se me había adelantado.

Me adentre hacia la sala con el arma en la mano para ver si alguien quedaba aún allí.

En el suelo del comedor encontré una espada Samurái, que antes colgaba como adorno decorando la pared, totalmente cubierta de sangre.

Aproveché para buscar algo de información, dirigiéndome al despacho de Park.

Sobre su escritorio encontré una foto sacada de un portaretrato y cortada por la mitad, solo habian dejado la imagen de Seonghwa, no se veía nada de la otra persona.

Revisé los cajones y el ordenador, busqué unos cuantos archivos bancarios y los imprimí.

Saqué el teléfono llamando a un número muy conocido:

-Beom, hola, soy yo- saludé.

-San, ¿dónde estás?- preguntó.

-Escucha, tengo algo que parecen códigos de un banco de las Islas Caimán, necesito traducirlo lo antes posible- pedí amablemente.

-¿De quién es la cuenta?- cuestionó.

-Park Seonghwa, parecen depósitos y retiros en dólares, también pide lo mismo sobre Jung Rain- afirmé.

-¿Es todo?- preguntó.

-Lo es- respondí.

-Te llamaré, gracias- colgué guardando el aparato en el bolsillo.

Di otro vistazo completo a la pequeña oficina, para asegurarme de no dejarme nada que sea importante sin revisar, pero este hombre no era tonto, tenía todo muy bien escondido, sin embargo tenía ardiéndome en la garganta el nombre de quién estaba seguro de que le había matado.

La misma persona que estaba tras el secuestro y la muerte de Wooyoung.

Abandoné aquella casa buscando un taxi para dirigirme a mi próximo destino, quizá el más duro para mí.

My Cold Revenge Woosan  SanwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora