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"... Cuando la muerte

apareció en mi cara,

le rogué que no me llevara,

porque Wooyoung me necesitaba.

La muerte rió con indiferencia.

Querido San, no vine por ti..."

Pov San

Me enderecé de aquella pared en la que estaba apoyado y me encaminé hacia el chiquillo atado a la tubería.

Le solté y le obligué a sentarse porque parecía a punto de caerse del miedo que tenía.

Lloraba desconsolado, incluso hipaba sin parar.

-Bien, Félix, ¿cuántos años tienes?- pregunté.

-Tengo 17, no soy de aquí, llegué hace dos meses, vengo de Australia- soltó todo de golpe.

-Tú no pareces como ellos, ¿por qué haces esto?- cuestioné mirándole fijamente.

-Él tiene a mis hermanas pequeñas,me quitó todos los pasaportes y me dijo que las mataría si no trabajaba para él, te diré lo que sé, pero no me mates, por favor- rogó tartamudeando.

-Cuéntame que paso con el chico- ordené.

-Llegaron muy enojados, él tiró al chico contra el muro, se cayó y ya no se movió... no se movió así que se acercó, lo levantó y lo echó en el maletero del coche- confesó sorbiendo por la nariz.

Respiré hondo intentando contener las lágrimas.

-¿Quién lo hizo?- cuestioné.

-El hermano del jefe, reconocí su voz- dijo.

-Vale, escúchame, si me dices donde encontrarlo te dejaré vivir- aseguré tranquilo.

-Pero yo no sé, te lo juro que yo no sé, pero te doy el chico... te doy el chico- dijo trabándose con las palabras.

-El chico, ¿qué chico?- pregunté nervioso.

-El chico,¿no quieres el chico?- cuestionó.

-Si, pero ¿qué dices?, ¿cuál chico?, ¿está aquí?- inquirí apuntándole con el arma.

-Si- asintió efusivamente con la cabeza.

-¿Seguro?, enseñamelo- ordené levantándole del brazo.

Caminamos por otro largo pasillo hasta una especie de cuarto enrejado.

Dentro se veía una cama y un bulto entre las mantas.

Abrió el candado que sujetaba la cadena y movió al chico.

Mi corazón se detuvo cuando vi la cabeza de Jaemin aparecer entre las mantas.

-¡San!- gritó corriendo hacia mí, abrazándome mientras lloraba.

-Ya pasó pequeño, tranquilo, te vas a casa- le susurré acariciándole la espalda con la mano que tenía libre.

Disparé a un aparato de radio que había allí, y a una tubería de gas.

Una pequeña llama se vio tomar forma desde el suelo donde cayó aquella radio.

-Vámonos- dije llevándome a un Jaemin tembloroso y a un Félix muerto de miedo.

Bajamos hasta donde la gente bailaba, dirigiéndonos hacia la salida.

My Cold Revenge Woosan  SanwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora