ASFIXIA 窒息; HOPEV

Capítulo O2

━━━━━━━━━━━━┅┉ .°

𝑨𝑺𝑭𝑰𝑿𝑰𝑨 | 𝑰𝑰

━━━━━━━━━━━━┅┉ .°

Taehyung caminó hacia la puerta de cristal con las siglas de la empresa marcadas en dorado. El hombre de seguridad le dio la bienvenida. La recepcionista lo saludó, le hizo esperar un momento y en lo que lo juzgaba de soslayo lo anunció por la línea telefónica.

—Lo están esperando en Recursos Humanos. Segundo piso, la primera puerta a la derecha.

A Taehyung le faltó tiempo para poder imaginar el interior de su nuevo sitio de trabajo. No le importó que la carencia yacía en cada pequeña esquina del lugar. Incluso en el sujeto que se escondía en la oficina de RH.

Tocó la puerta a pesar de estar abierta y a Seokjin no le faltó ni medio minuto para reconocerlo inmediatamente.

El departamento estaba a reventar de correspondencia no abierta y llamadas entrantes cada dos segundos. El alfa le sonrió en grande detrás de sus anteojos y lo invitó a tomar lugar. Taehyung no se dejó intimidar. El olor de Seung le daba seguridad y se había tomado una dosis de supresores considerable, para no molestar a nadie; podía con cualquiera si dejaba en claro que tenía un alfa en quien respaldarse.

—¡Kim Taehyung, bienvenido a WINGS! —Seokjin saludo rápidamente y volvió a su búsqueda en uno de sus archiveros a su espalda —Lamento llamarlo tan de repente y con mucha urgencia, pero verá: presidencia está hecha un caos y no creo que el señor Jung pueda resistirlo un día más. Con esto de la mudanza a un edificio más pequeño, se nos ha mantenido en un caos que parece irreparable. Ésta es su credencial temporal para que pueda salir y entrar el día de mañana. Necesito dos fotografías individuales a color para procesar la definitiva. Venga, sígame y le explico todo lo demás. Como decía, la entrada es a las ocho en punto y su salida normalmente a las siete, eso depende de su jefe y su trabajo del día. La hora de su comida es a la una, como la mayoría. Recibirá su sueldo por quincena y bajo nómina. Esos son los baños para caballero y esos de allá los de dama, la oficina de Gerencia de Transporte está entrando, y Relaciones Públicas está acá; el Departamento de Finanzas es el que está a lado de Presidencia. ya lo verás...—Seokjin se detuvo a mitad del pasillo, frente a una puerta en específico, Taehyung no supo interpretar esa sonrisa cansada que intentaba exhortarlo —Esta es Presidencia.

Era un cubículo resguardado por paredes de vidrio, ocupado por un escritorio y un archivero. Seokjin recorrió el amplio espacio hasta llegar a la puerta de cristal al otro extremo. Dio un par de golpes y desde el interior una voz se alzó malhumorada permitiendo la entrada.

Lo primero que Taehyung observó, una vez dentro, fue el estilo rústico y la iluminación por montón producto de grandes ventanales en la pared que daba hacia la calle. Un sujeto pelinegro sentado en el escritorio a mitad del lugar, con las narices metidas en un par de documentos a punto de firmar, y un olor a madera que no pudo identificar si provenía de los muebles o del mítico Jung Hoseok, saludaron como primera impresión.

—Excelente Seokjin. Me alegra saber que el sujeto tuvo tiempo de atenderme éste día —Ni siquiera alzó la mirada al lanzar su reclamo.

Taehyung se disgustó por completo, pero no hubo nada que hacer ante la mirada exigente de su compañero, que en pocas palabras lo obligó a presentarse por sí mismo.

—Kim Taehyung, señor, un gusto conocerlo.

Unos ojos negros (que pronto descubriría, tenían la capacidad de intimidar a cualquiera) le enfocaron tan de repente que no supo que hacer. Taehyung se concedió receptivo a cualquier crítica incluso si con anterioridad había dicho todo lo contrario. Suponía que a esas alturas de su vida ya se encontraba acostumbrado a las miradas curiosas y cuestionables: un omega varón era poco común por esos días, fenómeno imposible después de peligrar tantas décadas y darse por extintos, lo cierto es que estaban muy lejos de hacerlo. La familia de Taehyung daba fe en ello, pues en cada tercera generación había un omega varón en las camadas, una extraña bendición para los padres y para quienes lo eran, una maldición en todos los sentidos.