Capítulo O9

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𝑨𝑺𝑭𝑰𝑿𝑰𝑨 | 𝑰𝑿

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La diminuta bola de cristal con caracolas dentro le pareció la cosa más linda y tierna de toda su vida. En realidad, nunca había recibido un objeto tan curioso (los obsequios se reducían a ropa de marca y joyas poco dispensables que solo ocupaba una vez) y por alguna razón, quiso que tuviera un mínimo valor especial dentro de las intenciones de Hoseok. Y a su vez, luchó contra su deseo de sentirlo en complicidad con sus llamadas, incluso, si las palabras del alfa lo complacieron enormemente, entre una tímida sonrisa y la vergüenza de parecer un cursi.

—Ya tiene el mar con usted, Kim. Ahora solo falta el amanecer.

No la guardó. Ni siquiera consideró la opción. Buscó y la acomodó en su escritorio, antes de ponerse a trabajar.

La rutina consistió en el ajetreo a máxima potencia con los gritos de su jefe como si alguna fuerza descomunal le alimentara en la sangre y en sus pulmones, una potente voz se enajenara para salir cuando le fuera necesario.

—Venga Kim, que lo necesito. Aquí señor Kim, que luego va a guardarlo. Diga que no me encuentro para nadie. Llame al ingeniero y solicite una junta entre semana. Ya, ya, ya, deje eso y tráigame las otras carpetas.

—¿Qué haces Hoseok? —Namjoon se encontraba en la puerta, mirándolos con curiosidad —¿No vamos a comer? Ya deja a tu pobre asistente descansar.

—¿Es hora del almuerzo? —Hoseok recurrió a su reloj de mano después de despegar su vista de los informes que recientemente le había traído Taehyung.

—Por supuesto. Vamos —Namjoon lo presionó.

El alfa suspiró, miró al omega que seguía ensimismado en su trabajo a unos metros de él, en su pequeña sala a mitad de oficina para recibir visitas. Le había pedido que trabajara ahí por primera vez, porque no quería seguir llamándole a gritos ahora que le necesitaba todo el tiempo para las consultas de algunos datos. Por un lado, se estaba volviendo un paranoico, quizas un perfeccionista demente a conciencia, pero no podia evitarlo; no quería descuidar ni un solo detalle que lo hiciera perder a WINGS por segunda vez... Y por el otro, el más personal que existía en su conciencia, le había impulsado a reducir la distancia por deleite propio.

—Kim —le llamó y esos ojitos cada vez con menos brillo, le miraron ansiosos, ¿acaso le estaba pidiendo demasiado? —Nos vemos en un rato. Vaya a almorzar.

—Claro, señor. Solo acomodo esto último.

—Ande, ya váyase —exigió— No quiero que se desmaye en la oficina por mi culpa.

Taehyung le miró con extrañeza, casi asustado y Hoseok casi estrella su propia cabeza en el escritorio por haber sonado tan malditamente duro con él. Prefirió fingir que le había importado poco y se dispuso a tomar el saco de su traje y caminar hasta la puerta donde Namjoon le miraba con un gesto extraño. No dijo nada. Bajaron en silencio el ascensor. Hoseok le pidió que se diera prisa una vez divisó a Park Jimin con la intención de acercarse a ellos.

Hoseok, de pronto, no estaba de humor para fingir algo que ni siquiera tenía buena intención de su parte y se subió a su auto. Acordaron pues, almorzar en un restaurante poco concurrido y con la comida casera más exquisita que los dos conocían a la perfección. Fue hasta que se sentaron y tuvieron la comida caliente en su mesa, que Namjoon le dijo algo.

—¿Me vas a dar los detalles?

—¿De qué? —Hoseok le jugó al imbécil. Removió los vegetales en su caldo y anticipó su sabor con un suspiro.

ASFIXIA 窒息; HOPEVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora