EL VENENO DE TUS LABIOS

CAPITULO 7 (editado)

Casi amanecía cuando la reducida y fracturada tropa llego a las afueras de una villa en medio de dos montes, el lugar estaba edificado casi por completo en piedra blanca por lo que destacaba entre el paisaje verde a su alrededor. Minho caminaba por delante de sus hombres perdido en sus pensamientos ¿Quiénes eran ellos realmente? Apesadumbrado miro el sol saliendo por detrás de la villa donde la princesa aguardaba, ellos debieron haber llegado hace mas de 12 horas y ahora que finalmente llegaban, el joven capitán se sentía francamente derrotado, la noche había sido larga, sus dientes castañeaban aunque llevase puesta su capucha, el frio le recorría hasta los huesos y ahora más que nunca se sentía solo, apenas mirando unos segundos hacia atrás se preguntó si no estaba cometiendo un error al llevarlos a la princesa pues sus memorias habían comenzado a asaltarlo desde que los rescato del agua y vio aquellas cicatrices.

FLASHBACK

—Cuéntame una vez más el cuento de los guerreros serpiente—Pidió Minho a su madre mientras ella le acariciaba pacientemente la cabecita porque  él estaba enfermo y guardando reposo.

—En lo más profundo del bosque, donde el hombre común jamás ha llegado, existe un pueblo.

— ¿Un pueblo lleno de serpientes de todos los colores?—pregunto Minho anticipándose puesto que conocía bien aquel cuento. Su madre sonrió dulcemente y asintió.

—Ajam, un pueblo cuyas puertas son custodiadas por  enormes serpientes doradas listas para comerse a cualquier forastero que intente ingresar —Dijo Yulhe usando sus dos manos para imitar a aquellas serpientes que no perdieron la oportunidad de provocar cosquillas sobre la pancita de Minho que chillo entre risas—se dice que sus habitantes son semi dioses incapaces de morir incluso con el veneno más letal sobre la tierra, algunos tienen la fuerza de un oso, otros la vista nocturna y la rapidez de una pantera, pero todos ellos...

—Son tan venenosos como una cobra —corto Minho saltando sobre la cama mientras ponía dos de sus dedos como colmillos y simulaba ser aquel animal bailando en circulos—Su madre rio viéndolo de mejor semblante.

—Ellos solo salen durante las noches pero incluso los Dokkaebi* les tienen miedo cuando se pasean por el bosque.

— ¿alguna vez viste a uno, madre?—La mujer miro momentáneamente por la ventana abierta hacia el bosque que se apreciaba a lo lejos y afirmo con un simple "Hm"— ¿y cómo era?—Pregunto Minho emocionado.

—Era el ser humano más hermoso que haya visto nunca, tenía el cabello plateado y en los ojos llevaba a la luna misma.

—¿Daba miedo?—Su madre sonrió y negó.

—Era tan amable y dulce como como un ciervo doméstico.

—Eso no asusta—Comento Minho decepcionado, Yulhe sonrió y solo por darle gusto a su hijito continuo.

—No todos eran como él—comento ahora  pensando en aquellos otros dos—Conocí a dos más, una mujer y un hombre, ellos juntos peleaban y actuaban como una cobra con dos cabezas, los labios de la mujer eran casi negros como el color de los arándanos maduros, en cambio su pareja tenía unos extraños ojos casi rojos, parecían espectros siniestros.

— ¿Eran malos?—Pregunto Minho acurrucándose en el regazo de su madre.

—Eran guerreros, ellos hacían por su rey el trabajo que nadie más podía, siempre caminando en la obscuridad a la vista de todos sin ser notados realmente.

— ¿crees que haya uno aquí? ¿O en palacio?—Pregunto Minho asustado.

—No lo creo—Murmuro Yulhe pues de ser así ella o su hijo ya estarían muertos o quizá en casa, en su verdadera casa.