Capítulo 10- La cita.

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Cuando era niña se me hacía muy fácil mentir, pero ya no. ¿Y que os acabaís de pedir Katherine? Que les mintieramos a nuestras familias, a nuestros amigos y los policías. Dios mío, esto iba a ser un infierno sin fin para mi. ¡¿Por qué no nos pidió comer pizza?!

- ¿Emily? — Dijo con miedo en su voz.

- ¿Si, Katherine? — Dije. Cody sigue a mi lado, abrazándome.

Kathy le hizo una señal a Cody para que se fuese y él obedeció, me dio un beso pequeño en mi mejilla derecha y salió de mi habitación.

- Tengo algo que contarte, pero tienes que prometerme que nunca le dirás a nadie. — Mierda dije para mis adentros.

- Lo prometo.

- ¿Lo juras por tu vida? — Dijo mirando fijamente a mis ojos, sus ojos cristalinos me estaban poniendo nerviosa. Si las miradas matasen...

- Lo juro por mi vida.

Al día siguiente me desperté y me di cuenta de que, no sé cómo, estaba durmiendo en el piso. Cuando abrí bien los ojos, ya despierta totalmente, descubrí que me quede dormida viendo fotos, fotos de Katherine, Nicole y yo, de cuando eramos niñas. No sé en que momento me habré quedado dormida, pero lo que les aseguro que sé porqué me duele tanto la espalda y el cuello.

Al bajar, con los pelos alborotados, vi a Cody hablando con mi padre...

— Oh no. — pensé.

No es que no quisiera que Cody se llevará bien con mi padre, pero conozco a mi padre y sé que le dará un sermón sobre la protección, de que no me haga daño y de que tiene una escopeta en su armario.

— Salva a Cody. Baja las escaleras, corre y salvalo. — Me dije. No me hice caso, subí silenciosamente las escaleras hasta una parte en la que nadie me podía ver ni oír, pero yo a ellos sí.

- Escucha, Cody me pareces buen chico, espero que lo seas. Igualmente, llegas a tocar a mi hija más de lo debido, — Bajo la vista hacía los pantalones de Cody. — y te mataré. Al igual si le haces daño, claro. — Le dijo guiñándole un ojo.

- Mis intenciones son buenas, Sr. White. — Hizo una pausa y siguió. — Nunca le haría daño a esa criatura hermosa. — Le dijo. Se alborotó el pelo y bebió jugo de naranja de su vaso.

- Primero: No me llames Sr. White, me hace sentir viejo y amargado. Llámame George. Y segundo, más te vale no hacerme arrepentirme de que te dé permiso. — Ambos se levantaron de sus sillones, Cody estrechó la mano pero mi padre negó con la cabeza. Lo agarró del brazo y jaló de él para darle un abrazo, el cual en mi familia lo llamamos "Bienvenido". Esto es más de lo que me esperaba de parte de mi propio padre.

- ¿Em, que haces en el piso? — Dijo mi hermano.

- Ven aquí, mirad esto por tu propia voluntad. — Le dije sonriendo de oreja a oreja.

- Oh, por dios. ¿Esos son Cody y papá? — Dijo riéndose.

- Sip.

Bajamos las escaleras corriendo, yo de felicidad y mi hermano...pues, no lo sé. Cuando llegué a mis dos chicos; mi padre y mi novio, los abracé con fuerza. Ambos me devolvieron el abrazo, pero me aplastaron un seno. Me alejé adolorida, pero sin demostrarlo.

- Vale, dile. — Le dijo mi padre a Cody.

- Ok... — Dijo volviéndose a mi. — ¿Quieres salir conmigo?

- ¿Como...? ¿Como una cita? — No pude evitar sonrojarme.

- Si. — Dijo nervioso.

- Si, ¡me encantaría! — Lo abracé y miré de reojo a mi padre, estaba sonriendo orgulloso. Le sonreí.

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