Capitulo 24

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Elizabeth:

Estoy contenta de que mi mejor amiga tenga la familia que siempre soñó, aunque haya vivido sin saber sobre su padre biológico, sé que ahora lo entiende y prefiere que su hija Saidel no sepa acerca de eso.

—Margarita ya sabes el orden de medicamentos que debe tomar mi abuelo ¿verdad?

—Claro que si Srta. Elizabeth

—Si en caso existe alguna complicación no dudes en llamarme

Se despiden dándose un abrazo, Margarita fue la nana de Elizabeth cuando era bebita, sus padres murieron cuando tenía 15 años así que se quedó al cuidado de su abuelo Rafael, ahora los papeles se giraron, ella cuida de su abuelo. Ya es un señor muy mayor.

Enrique iglesias es la única persona que le ayuda en estos momentos a Elizabeth, el tráfico es demasiado insoportable pero lo inesperado está por suceder.

—Buen día Claudio, te adelanto tu paga por cuidarme el auto

—Buenos días Sra., muchas gracias Dios le bendiga siempre

Un grito logra asustarle a Elizabeth, es una voz masculina, se le hace muy complicado poder reconocerla

—¡Elizabeth! — avanza hasta donde la chica— gracias por esperar

—Disculpa ¿tú y yo nos conocemos? — habla con un tono de nerviosismo— perdona mi reacción, pero me asustaste.

—Elizabeth Páez, Economista del Doctor Cuello, sígame y de paso te indico la oficina del doctor para que vayas a tu entrevista.

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—¿Puedo abrir los ojos ya? —pregunta Sandra —No soy tan amiga de la oscuridad

—Ahora si puedes abrirlos mi amor

Langostinos salteados con fideo y camarón y un excelente acompañante el vino San Rafael

—Estamos celebrando algo ¿tal vez? — sonríe— eres el hombre más detallista que puede existir en esta Tierra

—Yo celebro mi amor contigo— besa su frente— El tener en mi vida es el mejor regalo que puede existir.

Los besos son desde muy dulces hasta muy calientes, es una competencia única en la que Sandra quiere tomar el control de la situación

—Aprovechemos que Saidel está en la guardería y divirtámonos un poco

—Eso quería escuchar

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Cosmol:

Dicen que los recuerdos son alegrías que tendremos eternamente en nuestra vida, pero mi corazón ya no quiere ocultar este secreto.

Tuve siempre el anhelo de ser madre, Dios sabe cuántas veces llore y le pedí que me concediera el milagro.

En dos ocasiones logré quedarme embarazada, pero los perdí estando en el tercer mes de embarazo.

—Hijo mío solo espero que cuando sepas la verdad, sepas perdonarme— se seca una lagrima— Tuvimos que separarte de tu verdadera familia.

—Cosmol querida otra vez estás viendo las fotografías del bautizo de Paúl

—Me da mucha ternura verlo como padre de familia— le coge la mano a su esposo— mi cáncer mamario está avanzando, por favor deja que Paúl sepa la verdad

 —Escucha, no te vas a morir; tiene que haber alguna forma de curarte, sabes lo que pienso acerca del pasado de Paúl

—¡Pero es nuestro hijo! — las lágrimas brotan de nuevo— ¡No quiero mentirle más!

—¡Cuando se entere nos odiara para siempre! — se suelta y mira a la ventana —No sé si sea capaz de aguantar su rechazo

EL ORIGEN DE LA VERDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora