Capítulo 7

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   Desaparecer en ese momento no era una opción, Severus podría hacerlo fácilmente, pero hubiera sido el único. Ni el joven sin nombre ni el pequeño Harry estaban preparados para algo así.

   Severus entonces no se movió más que para sacar la varita y enfrentarse al mismo Albus Dumbledore. No estaba dispuesto a que el viejo mago se llevara al niño si podía evitarlo de alguna manera. Aunque eso significara utilizar la magia más oscura en contra de él.

   Pero Severus no pudo hacer ni pensar nada más cuando el joven sin nombre le colocó a Harry en los brazos sin siquiera decir una palabra, interponiéndose entre ellos y Dumbledore en la puerta de entrada.

   El joven sin nombre sabía que cualquier hechizo que quisiera hacerle Dumbledore simplemente le rebotaría (otra ventaja que ahora veía de no haber podido recuperar su cuerpo de la zona fría), así que no dudó un solo segundo en convertirse en un escudo humano para su hijo y su amigo.

-Le agradecería que la próxima vez no asustara a mi hijo con ese despliegue de magia innecesaria –dijo con absoluta calma el joven, señalando detrás de él donde el pequeño Harry sollozaba débilmente contra el cuello de Severus.

   Dumbledore no sabía qué lo había impactado más, si encontrarse con esta especie de fantasma levemente parecido a James que decía ser el padre de Harry Potter, o las imágenes de sus más perdidos secretos bailando a flor de piel en su mente causados por esos ojos cafés que no dejaban de mirarlo a pesar de que parecían más preocupados por las dos personas que tenía atrás.


******

-¿Quién es ese hombre, tío?

   “La persona que se supone que debía haberte estado cuidando estos años”, pensó Severus ante la pregunta de Harry, pero no se animó a decirle eso. No ahora que el niño aun estaba temeroso por todo lo que estaba sucediendo.

   En ese momento se encontraban en la habitación de Severus, luego de que el joven sin nombre los hubiera mandado allí cuando Dumbledore se puso a llorar sin ninguna razón para ellos. Y ahora ya llevaban allí al menos una hora, sin saber qué estaba sucediendo abajo, pero la falta de ruido de cosas rompiendo o de hechizos al menos le dejaba un poco más tranquilo. Un poco.

-Un viejo conocido de tu padre y mío –contestó al fin Severus –Escucha, Harry –agregó alejándose de la puerta para acercarse al niño en la cama que abrazaba una de las almohadas –Ni tu papá ni yo vamos a dejar que nadie te lleve de nosotros, ¿entiendes? Nadie te separará de nosotros –recalcó.

   Severus aun no podía entender cómo este niño había logrado colarse en su corazón tan rápido, más después de que se hubiera prometido a sí mismo no dejar que eso sucediera al ver cuánto daño podría llegar a causar. Pero el pequeño le hizo romper esa promesa sin darse cuenta, y ahora ya no había marcha atrás.

-¿Enserio? –Preguntó Harry, sus ojos verdes brillándole con entusiasmos por primera vez desde que llegó Dumbledore.

-Te lo prometo con mi vida –respondió sin siquiera titubear.

-Me alegra escuchar eso.

   Severus y Harry se giraron hacia la voz en la puerta donde se encontraba el joven sin nombre, sonriéndoles con una leve sonrisa como si la interrupción violenta de hacía una hora nunca hubiera existido.

   Harry bajó de la cama y corrió a los brazos de su padre, saltando sobre él para aferrarse a su cuello.

   El joven sin nombre le dio un beso en el rebelde cabello antes de volver su vista nuevamente hacia Severus.

-Todo está solucionado –dijo sin dar mayores detalles de lo que había sucedido –Dijo que nos ayudará, y ya tenemos un plan para terminar con todo esto.

   Severus asintió con la cabeza, pero no preguntó nada para no perturbar a Harry, aunque sabía que ningún plan que involucrara a Albus Dumbledore podía ser algo del todo bueno.

    En esos planes siempre alguien tendía a sacrificarse en el camino por “El bien mayor”.

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