Capitulo 27

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-Mikasa-

Mikasa se despertó sobresaltada, lista para luchar.

-Wow, wow- Tauriel dio un paso atrás con las palmas hacia afuera para calmar a su capitana -Soy solo yo-

Mikasa aflojó la tensión de su cuerpo y se frotó los ojos. No recordaba haberse quedado dormida -Lo siento- murmuró adormilada -El entrenamiento me tiene lista para pelear sin importar en qué estado esté-

-Claramente- bromeó Tauriel a la ligera.

La cabeza de Mikasa se detuvo ante el sonido de voces en la cocina. Había una nueva que no reconoció. Mikasa arqueó una ceja en esa dirección.

-Asuna está aquí- explicó Tauriel -Para eso vine a despertarte-

Mikasa se puso de pie en un instante -¿Ya vio a Annie?-

Tauriel asintió con la cabeza. -Lo hizo. Lleva aquí unas dos horas examinándola. Tomó algunas muestras de sangre y las estudió en cualquier artilugio que trajera-

-¿Ella que?- Mikasa no quiso que saliera fuerte, pero lo hizo y Tauriel se tensó -¿No me despertaste por nada de eso? ¿Qué pasa si ella quiere la sangre de Annie para experimentos? ¿O una prueba para el gobierno de que la estamos protegiendo? Para...-

-Hey, cálmate. Sé que estás preocupada por Annie, pero estuve allí todo el tiempo vigilando- respondió Tauriel -Y no te desperté porque no has dormido en cerca de sesenta horas. Lo necesitabas, y no a pasado nada que sea importante, hasta ahora-

Mikasa entró a la cocina, Turiel a cuestas. Al sonido de los nuevos pasos, y toda la conversación en la cocina se detuvo y Yang, que estaba hablando con una nueva chica que Mikasa asumió que era Asuna, le hizo un gesto a Mikasa. Asuna se dio la vuelta, saludando a Mikasa con una sonrisa.

-Hola- saludó amablemente, extendiendo su mano -Soy Asuna. Debes ser uno de los soldados-

Asuna era más joven de lo que esperaba Mikasa. Por lo que Mikasa reunió, Asuna era probablemente la médico/doctora principal, si no la más conocido, en el área. Tuvo que haber habido una larga serie de experiencias para ganar esa estima y reputación de poder curar y cuidar a muchas personas para que recuperen la salud. Sin embargo, Asuna parecía de la misma edad que Miaksa, tal vez incluso un año mayor.

Tenía el pelo largo, rubio fresa que se detuvo en un negro medio. Estaba diseñado con dos pequeñas trenzas a cada lado de su sien que se unían en la parte posterior en un pequeño moño. Fue un poco desordenado, sin duda debido a la breve caminata por la que pasó para venir aquí. Su piel era clara, parecida a la de Annie y tenía ojos marrones.

Mikasa le estrechó la mano -Soy Mikasa. Gracias por venir con tan poca antelación-

-Oh, wow- dijo Auna con ojos maravillosos -Eres tú. Mikasa Ackerman, la capitana de la legión de reconocimiento. Gracias por todo lo que has hecho para ayudarnos-

Mikasa arqueó las cejas sorprendida por el comentario. Se encontró con los ojos de Tauriel brevemente, y Tauriel se encogió de hombros confundida, sin saber qué decir. Mikasa se aclaró la garganta tímidamente y dijo -Gracias, pero ya no soy un soldado-

Asuna inclinó la cabeza hacia un lado en señal de confusión. A Mikasa le pareció que la chica le quería preguntar el por qué, y la capitana se preparó. Pero entonces Asuna se encogió de hombros y dijo -Ya no importa si no lo eres. Tu ayudaste a salvar cientos de vidas, y no solo estoy hablando del día de capturar a la titán dentro de los muros. Estoy hablando de todos los días antes y después de eso. Gracias-

Si la mandíbula de Mikasa pudiera caer, lo habría hecho. Sin embargo, los años de mantenerse equilibrada todavía estaban integrados en ella. Se quedó allí de pie, incómoda, sin estar acostumbrada a un comentario sincero como este. Afortunadamente, se salvó de decir algo porque Asuna se despidió para ver a Annie.

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