°•Aroma a café y chocolate•°

•4•

El ambiente era muy tenso, la verdad ninguno de los dos disfrutaba de la presencia del otro, era como mantener un perro y un gato enjaulados.

Brasil apoyó su brazo en la puerta del auto con tal de poder observar por la ventana, por su parte Guatemala conducía en ese silencio tan abrumador con el ceño totalmente fruncido.

El de rastas dio una ligera mirada al más pequeño, tenía las mismas facciones que su compañero de trabajo, la cara refinada y un cabello realmente alborotado, aún así a los ojos de Brasil parecías dos personas completamente diferentes, al menos no eran gemelos, porque no le hubiese gustado ver la cara de su amigo en un ser tan despreciable.

_deja de verme de esa manera, idiota- el más pequeño tensó más su cara al notar como le inspeccionaban, Brasil tiró su cara ligeramente hacia atrás al notarlo.

_aun no me creo que seas hermano de México- el guatemalteco pegó un suspiro que denotaba su incomodidad, y luego se dió paso nuevamente a un largo silencio incómodo entre los dos, estaba claro que sí cualquiera de los dos hablaba o se dispusiera a hacerlo, el interior de ese auto se llenaría de insultos.

Brasil se acomodó un poco en su asiento y miró al frente cruzándose de brazos, había bastante tráfico.

_a este paso no llegaremos al museo, que pena- al mayor se le escapó una sonrisa del rostro que indicaba claramente su sarcasmo, a este punto, no le podía importar menos lo que ocurriera con esa piedra, a todo esto... ¿Por qué la urgencia?

Guatemala seguía tensando la cara mientras mantenía su vista en los autos a su frente, se podía notar que hacía lo posible por ignorar al de bandera verde.

_dime algo chiquitín- Guatemala frunció más su entrecejo al escuchar esas palabras _¿Qué tiene esa piedra como para que la busques con tanto entusiasmo?- Brasil giró su mirada por completo hasta dar con el perfil de aquel a su lado, sonreía divertido al ver que le había molestado.

_es una pieza del museo y yo un historiador, creo que es obvio, aunque entendería que tu pequeña mente e intelecto no dieran para comprenderlo- El de bandera azul se encogió de hombros, intentaba como podía no perder su paciencia, pero estaba siendo realmente difícil con cada palabra que salía de los labios de su contrario.

El mayor chasqueó la lengua y se apoyó en la ventana sin dejar de ver los ojos turquesa de ese sujeto a su lado.

_Ni siquiera el museo le ha dado importancia, ¿Por qué se la darías tu?- Guatemala frunció más el ceño y dio un volantazo a un lado de la carretera, puso el intermitente para que supieran que se quedaría un rato, recibiendo pitazos e insultos en el proceso de otros autos, y finalmente bajo del auto quitándose a tropiezos el cinturón, por su parte el brasileño tenía la cara pálida ante la maniobra del más pequeño, su corazón latía a mil debido al susto.

Mientras se calmaba, vio como el guatemalteco se apoyaba en una pared al lado del auto y encendía un cigarrillo, si su vista no le traicionaba, juraría que sus ojos estaban cristalizados y tenían cierta aura de estar a punto de echarse en llanto.

Brasil bajo la ventanilla rápidamente y miró incrédulo al de bandera azul y blanca.

_¿¡A caso eres un desquiciado!?- Guatemala levantó su mano izquierda con el dedo medio mostrándose sin vergüenza alguna, Brasil gruñó llevando sus manos a la cara, respiraba intentando que no le diera un ataque de rabia, ¿Que había hecho para que el destino le cruzase a alguien tan insoportable en su vida?

El de rastas se echó hacia atrás en su asiento mientras daba un largo y pesado suspiro, empezaba a dolerle la cabeza de todo el estrés que tenía acumulado, era suerte que no hubiese colapsado aún.