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Un click sonó en la puerta, dando a entender que esta les daba el paso al interior del edificio, el más bajo empujó con un poco de fuerza e invitó al más alto a entrar, su mirada era penetrante sin duda alguna, tanto, que Brasil había estado callado un largo tiempo sin apenas percatarse de ello.

Ambos subieron las escaleras hasta dar con el pequeño elevador, el ambiente era pesado, y lo más probable es que ninguna escoba hubiese barrido en un largo tiempo todo el polvo acumulado. La nariz de Brasil picaba, si estornudaba no se sorprendería en los más mínimo.

Subieron tranquilamente hasta un piso que el de bandera azul había marcado en los pequeños botones, el chirrido del motor que elevaba el ascensor no daba ninguna buena espina, pero no quedaba más que cruzar los dedos para que no cayesen al gran vacío de abajo. Al más bajo no parecía importarle demasiado la situación, es más, Brasil juraría que estaba completamente perdido en sus pensamientos, lo cual ciertamente agradecía para evitarse más peleas innecesarias, aún así, todo esto seguía siendo completamente extraño.

El elevador dejó de subir y las puertas finalmente se abrieron, por consiguiente, Guatemala tocó el timbre al lado de la puerta derecha y dió unos pasos atrás hasta quedar justamente al lado de Brasil.

_Más te vale cerrar tu boca en lo que estamos aquí- El de rastas iba a responder, pero de un momento a otro, la puerta frente a ambos, se abrió y dejó ver a una figura esbelta no mucho más alta que el de bandera azul. Brasil no era bueno leyendo expresiones, pero saltaba a vista de cualquiera, que el larguirucho estaba completamente nervioso.

_G-Guatemala... ¿Qué te trae por a-aqui?- El de bandera verde dirigió su mirada al más bajo, tenía sus dos ojos totalmente clavados en los del otro, y sin decir palabra alguna, caminó directamente dentro del apartamento con paso firme. Una pequeña gota de sudor se deslizó por la frente del desconocido para Brasil, quién luego posó su vista en él y pasó del nerviosismo a la curiosidad.

_¿Tu eres?- Antes de que el de rastas pudiera responder a la pregunta, la voz del guatemalteco resonó con potencia desde el interior.

_¿quieren dejar de parlotear allá afuera y venir aquí?- ambos en la puerta se vieron por un instante, y posteriormente entraron a la vivienda sin rechistar, Brasil comenzaba a compadecerse del personaje delante de él.

Cuando la puerta fue finalmente cerrada, la velocidad con la que se acercó el más bajo parecía inhumana, tomó del cuello de la camisa al desconocido y lo acorraló contra la pared con fuerza, Brasil tragó saliva sin realmente saber si intervenir o esperar a ver el resultado.

_Chile, pedazo de mierda, ¿¡como rayos de atreves!?- Los ojos escarlata del chileno estaban completamente abiertos de par en par, admirando con terror como la figura a primera vista débil, lo levantaba ligeramente contra la pared, sus manos se agitaron con desesperación.

_¡A-A-Amigo, e-espera, no sé a qué te refieres!- Guatemala soltó bruscamente y el chileno cayó de rodillas contra el piso, el de bandera azul por su parte, rebuscó en uno de sus bolsillos y sacó el pequeño broche y lo tiró frente a él.

_Dale las gracias a tus bonitos broches por guiarme a ti, ¿Seguro que no sabes a qué me refiero aún?- Chile tomó entre sus manos el pequeño objeto dañado y lo talló con la yema de sus dedos con sumo cuidado de revisarlo por completo, sus ojos se entrecerraron un poco en confusión.

_G-Guate ¿A-acaso?- el más bajo caminó hasta el otro lado dando al pasillo cruzándose de brazos y mirando al frente _Sal de ahí imbécil, se que estás aquí, así que deja de esconder tu maldita cara y trae tu trasero hasta acá- Brasil estaba completamente confundido en la escena, el conocido como Chile ahora tenía la mano cubriendo su cara mientras que por el otro lado aparecía una figura más alta de bandera similar a la del más bajo pero en este caso sobresalía un sol en el medio entre las franjas horizontales.

°•Aroma a café y chocolate•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora