A Merced del Aire

9 2 0
                                    


Meneándose encima del risco de mayor magnitud.

Sobrevivir a las sofocantes telas lo reconozco como una virtud.

Las aberturas me dan un anuncio importante.

Similares a rejas apresan mi alma entera.

—Erróneamente plantaste en tu frente indulgente, cuando no entra ni una tijera.

Viceversa.

Su trato excesivamente cortés se oponía a la aspereza.

—Atenuarse en plena Luna llena contradice tus acciones repetidas cada noche.

A través del fino tubo hubo tumultos ignorados a beneficio del cautivador.

Era sinsentido conservar mi ala racional.

Una puntada se arremolinó en medio de mi sala.

El pretexto descendiendo en ínfulas de hollín.

—No me manches, por tu culpa estoy separado del desagüe.

Con los puñetazos obligó al fuego a propagarse.

—Cierra la puerta, y si se apresura tal vez no la encuentren muerta.

Pasó la firmeza sobre el insalvable que circunstancialmente le permitió vaciarse.

El cielo de mi boca no toleraba las faltas.

Y por consiguiente a dicha privación su labor tocó un costado de la exumación.

Sin Rumbo FijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora