Día 1 Escena de película/Mujer Bonita

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Alastor observaba la figura de la persona con el cual había compartido la cama la noche anterior, el joven de piel pálida, llena de pequeñas y casi imperceptibles pecas, disfrutaba de la comodidad de la enorme bañera de su cuarto de hotel mientras cantaba alegremente una de las canciones de ese extravagante cantante conocido como Prince, no pudo evitar dibujar una sonrisa en sus labios al ver la vitalidad de aquel extravagante chico.

Jamás se hubiera imaginado que luego de escapar de aquella fiesta que su socio y mejor amigo, Vox, organizó para festejar por las nuevas adquisiciones de su compañía terminaría con él perdido en las enormes calles de Los Ángeles, conduciendo el nuevo y lujoso auto de su compañero y terminando por aceptar la ayuda de la primera persona que le abordó luego de negarse a darle cambio del único billete de 20 dólares que llevaba en su bolsillo.

Sin duda Anthony, el cual era su nombre real, le resultaba interesante y consideraba que sería el apropiado para ayudarle con los planes que tenía en mente durante la siguiente semana.

Los singulares ojos rosáceos, fáciles de confundir con un rojizo, se abrieron topándose con la castaña mirada del hombre que pagó 300 dólares para acompañarle durante toda la noche mirándole fijamente, avergonzándose un poco de haber sido descubierto mientras cantaba, haciendo brotar una tenue risilla que no hizo otra cosa que aumentar el ligero sonrojo de sus mejillas y ensanchar la sonrisa del mayor.

- ¿No adoras a Prince? – preguntó dejando de lado los audífonos del walkman lo suficientemente lejos del agua.

- No tanto como una buena canción del famoso Calloway – confesó.

- Oh, incluso tienes gustos de viejo – rio – ¿siquiera cantas? – preguntó divertido.

- Anthony – carraspeó buscando aclarar su garganta – te tengo una propuesta de negocios – tomó asiento a la orilla de la bañera entrelazando sus manos por encima de una de sus piernas.

- Te escuchó – enarcó una de sus cejas sin apartar su sonrisa – ¿Qué quieres?

- Quiero que te quedes hasta el domingo conmigo – dijo fijando su mirada en las facciones del chico.

- ¿A-así? – desvió la mirada al escuchar la propuesta.

- Tengo la intención de contratarte como mi empleado – no pudo pasar por alto ese velo de decepción que cubrió sus ojos momentáneamente – dime, ¿podrías considerar pasar la semana conmigo? – el albino rio nervioso – claro que no sería gratis, voy a pagarte para que seas mi acompañante.

La oferta sonaba tentadora, pero deseaba ver hasta donde sería capaz de llegar el asalariado.

- Quisiera ayudarte, pero eres rico Alastor y muy apuesto – regresó la mirada a donde el mayor – estoy seguro que podrías conseguir a un millón de hombres y mujeres si así lo quisieras.

- Bueno, quiero a alguien que sea profesional – agregó retirando con una de sus manos un rebelde mechón que se había pegado sobre la frente del más joven – no necesito nada de tonterías románticas por esta semana.

- Ok, si es como me imagino y hablamos de 24 horas al día permite que te diga que va a salirte muy caro – hizo algunas ondas con la espumosa agua.

- Oh, por supuesto – se puso de pie retirándose unos cuantos pasos de la tina – adelante, dime tu precio – cruzó sus brazos sobre su pecho retando al menor a decirle – al menos una cifra aproximada.

- Veamos, son seis noches completas y cada una incluiría los días también – hizo un cálculo rápido, en realidad sólo pensaba en una cantidad que pudiera ayudarles a pagar el departamento a él y a su amiga por al menos tres meses – quiero 4000 – pidió.

~Radiodust Week~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora