Día 6 Hijos/Amigos de la infancia

141 10 1
                                    

Contexto: relacionado con el anterior.

"¿Cómo se conocieron?"

Podría decirse que esa era una de las preguntas favoritas de Anthony.

Amaba responder a cualquiera de las dudas que pudieran surgir respecto a la relación que mantenía con Alastor, quien era ahora el locutor de radio más popular de Nueva Orleans, ya que nunca se cansaría de revivir una y mil veces cualquiera de esos primeros encuentros que ayudaron a formar esa bonita y estable unión que llevaban desde hace más de 20 años, abarcando desde su amistad hasta su matrimonio.

Pero, si alguien se atreviese a preguntarle por la mejor de todas él diría que la primera vez que se vieron durante la niñez es una de sus memorias más preciadas.


Había sido una tarde de sábado a principios de la temporada de primavera cuando salí en compañía de mis hermanos y la niñera que nuestro padre contrató para que se hiciera cargo de nosotros para que él pudiera encargarse de realizar el papeleo del negocio familiar desde la oficina la mansión y poder mantenerse atento a los cuidados médicos de su esposa, nuestra madre, quien por esa época se encontraba delicada de salud.

Mi pequeño ser de 7 años se encontraba emocionado, algo habitual en los niños de esa edad, corriendo de un lado a otro en el área de juegos del parque probando entre uno y otro mientras esperaba a que mi gemela se uniera a mí para que pudiéramos jugar juntos como acostumbrábamos hacer desde que comenzamos a caminar, sin embargo, podía ver que eso tomaría más tiempo del esperado debido a que mi querida hermana trataba de convencer a nuestro hermano mayor, Harold, para que nos acompañara obteniendo nada más que negativas por parte del más alto soltando algunas ridiculeces respecto a ser demasiado grande para seguir haciendo cosas de niños.

Eran tan sólo tres años de diferencia entre él y nosotros, pero a los ojos de nuestro progenitor ya era tiempo de que comenzará a enfocarse en cosas que no fueran tan infantiles.

Me había cansado de esperarla así que decidí ir a uno de los toboganes cuando escuché un ruido proveniente a unos cuantos metros de distancia de donde me encontraba, movido por mi propia curiosidad infantil fui a investigar qué era lo que ocasionaba ese sonido, sin saberlo me alejé demasiado del rango de visión de mis acompañantes al ir detrás de unos arbustos altos donde encontré aquello que buscaba.

El causante de dicho escandalo era un perro de tamaño mediado, posiblemente capaz de doblarme el tamaño si se hubiera sostenido en sus patas traseras, ladrando de manera insistente en dirección a la parte alta de uno de los frondosos árboles que adornaban el parque, cualquier persona con un poco de sentido común se asustaría de encontrarse a solas con un animal desconocido y que claramente se notaba molesto, pero yo era pequeño e inocente en ese entonces, no miraba un peligro potencial sino un cachorrito que necesitaba un poco de amor.

- ¡Un perrito! – exclamé entusiasmado – ven, ven aquí perrito – trataba de llamar su atención.

- ¡No te le acerques! – escuché gritar a alguien – ¡es una bestia salvaje!

- ¿Quién dijo eso? – giré en todas direcciones buscando al dueño de la misteriosa voz sin éxito – auch – en mi distracción sentí que mi cabeza fue golpeada por algo pequeño y duro, una bellota del árbol o quizás una piedra, sea lo que haya sido nunca lo encontré – ¡¿Quién arrojó eso?! – me encontraba enojado por ese ataque sorpresa, un segundo golpe hizo que levantará la vista encontrando a mi atacante escondido entre una de las ramas más altas y gruesas del tronco.

- ¡Huye de aquí niña, antes de que esa cosa intente comerte! – me sugirió señalando al canino, quien sin yo saberlo mantenía la vista fija sobre mí.

~Radiodust Week~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora