Fem

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Si el desayuno había sido pesado, el camino en carruaje lo fue aún más.

Tuve que soportar una larga charla de mi padre sobre los negocios de la familia y la herencia que me dejaría, aparte de la administración que tendría que realizar meticulosamente para no perder lo que "con tanto trabajo, construyó"

Por mi parte no dejaba de rodar los ojos y voltear para otros lados, cualquier lado en donde mi padre no pudiera hacer contacto visual conmigo, o posiblemente buscaba algún lugar seguro en donde pudiera brincar de ese carruaje y huir hacia mi libertad.

Finalmente, después de toda su charla a la que en ningún momento puse atención, llegamos a la famosa construcción que servía para juntas del Parlamento y algún otro evento de más relevancia.

—No vayas a armar alguna escena— murmuró mi padre— No pongas en vergüenza el apellido.

—No sé porque me lo pides, sabes que es casi imposible no hacerlo.

—Anthony...

Rodé los ojos por milésima vez en el día y me baje de un salto del carruaje, pude escuchar el bufido de enojo por parte de mi padre, mientras él esperaba a que la servidumbre le ayudara.

—Anthony! Vilken smak!— saludó una mujer acercándose con alegría— Jag trodde att jag skulle dö innan jag träffade dig här.
(¡Anthony! ¡Que gusto! // Creí que moriría antes de verte aquí).

—Jag hoppades också att dö innan— respondí con una sonrisa forzada—.
(Yo también esperaba morir antes).

La mujer rió al escuchar mi comentario, mientras que su esposo la secundaba, no me quedó de otra más que reír junto con ellos, principalmente porque mi padre se acercaba a nosotros.

—Alltid så rolig — comentó la mujer aún riendo— Jag ser att du inte ärvde din fars humor.
(Siempre tan gracioso // Veo que no heredaste el sentido del humor de tu padre)

Mi padre llegó delante de nosotros, con un gesto serio y con el que trataba de darle importancia a su presencia.

—Parlamentet håller på att börja— dijo mi padre viendo a la pareja de arriba a abajo— Jag föreslår att du inte slösar bort din tid, pratar med min son, han vet ingenting.
(El Parlamento está por iniciar // Les sugiero que no pierdan el tiempo hablando con mi hijo, no sabe nada)

La mujer volteó a verme con una mirada interrogante

—Snälla du, Ballato— dijo mi padre hacía la mujer— Jag utbildar honom.
(Por favor, Ballato. // Lo estoy entrenando).

Apreté mis puños y mi mandíbula se tensó al escuchar esas palabras.

¿Entrenando?.

¿Acaso la superioridad de mi padre también era sobre la familia?.

¿Cómo podías hablar de tu hijo de esa manera?.
Sólo alguien tan desalmado podía llevar a tales extremos, y al parecer, mi padre era ese desalmado.

—Träning?— preguntó el esposo de la señora Ballato con una ceja enarcada—.
(¿Entrenando?)

—Som en hund?— preguntó la señora Ballato con una sonrisa burlona— Du måste berätta var jag kan få en valp så stilig.
(¿Como a un perro?. // Debes decirme dónde conseguir a un cachorro así de guapo).

Ni siquiera esperé a escuchar algo más de esa conversación tan humillante para mí.

No quería ser el centro de atención el día de hoy, la mañana ya había sido demasiado pesada como para llegar a un lugar en el que no quería estar y recibir miradas curiosas por parte de las personas, como si fuera –y qué irónico– un animal.

Invitación al vals [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora